lunes, mayo 22, 2006

voyeur I

David Chávez

Cansado de insistir hasta el hastío ha siertaz personas en comó laz palavras deven eztar hescritaz y lo muy kábron que ce ha buelto, hintentar desifrar su sijnificado; oh lo qué con heyas ce quiere desir: (casi siempre lo logro pero ya se ha vuelto un problema para mis muñecas, mis dedos y mis ojos), un día decidí seguir a varios amigos que padecen ese extraño mal ortográfico.


Sí, estoy sorprendido. En la última ventana por donde miré una chica guardaba las recomendaciones, sacaba de su cerebro lo relativo a bien escribir y lo colocaba debajo del colchón donde duerme todas las noches, donde fornica los fines de semana, en el que hay bacterias, que se pudre cachito a cachito por los fluidos vaginales que entran en contacto con varios gérmenes, a donde se va su orina cuando tiene pesadillas y chilla y las lágrimas se acumulan... ahí, debajo de ese mullido colchón, junto con sus targetas, ce dezcompone la hortógrafia asta qué lla no hes nada.



Ahí debajo también reposan mis instintos criminales. Ahí es donde se acaba la amistad y comienza el odio...

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