viernes, diciembre 18, 2009

Reacciones post-nortec: pinches sustos condicionantes

david chávez


Tenía cerca de año y algunos meses sin ir a México, hasta que regresé en julio de 2009. Como esta vez iba por tres meses, opté por hacerme de un teléfono celular que de buena onda mi hermano Rogelio me prestó. La cosa del chip fue donación de mi otro hermano, Marco Antonio. So, así iba yo durante mi estancia. El dichoso teléfono tenía reproductor de mp3, cámara fotográfica integrada, horario de verano, teclado iluminado, convertidor de monedas, cronómetro, calendario y también enviaba y recibía mensajes y hacía y recibía llamados.

Recuerdo que uno podía programar como timbre alguna canción en particular. Decidí, tan lejos de México había estado, seleccionar algo de Ramón Ayala. Así anduve cerca de tres días, hasta que perdí cerca de 5 llamadas por no alcanzar a escuchar el timbre. Por eso mejor opté por cambiar la canción. Luego, andaba yo feliz con Nortec: Tijuana Sound Machine sonaba cada vez que alguien de mis amigos o familiares me llamaba.

Dejaba que el teléfono sonara 10 o 15 segundos antes de contestar. La mezcla de norteño con electrónica resultó ser muy muy muy de mi agrado y a otros les causaba curiosidad. Sin embargo, todo fue uno y ahora sufro las consecuencias de esta especie de comportamiento/condicionamiento-operante.

Sucede que dentro de 11 días vuelo de regreso a México. En lo que se llega la fecha trato de terminar un anális. Mientras hago eso, y llevado por la melancolía y la ansiedad, escucho Nortec. El reproductor de la laptop, programado para tocar los mp3s aleatoreamente, selecciona Tijuana Sound Machine. Tengo puestos los audífonos, que ignoro porque todos los días lo llevo puestos, y al escuchar el tema, el acordeón, la tarola, el bajo y la voz robotizada en un mix inconfundible me levanto y busco el celular: alguien, alguien, estoy seguro, me está llamando desde Colima, México, para vernos. Estoy seguro.

Tropiezo y al sujetarme de la cama voy a dar al suelo con todo y almohadas, cobijas, ropa, libros y una pequeña mochila que logro quitarme de la cara. Al levantarme desconecto el cable de los audífonos y me doy cuenta que la canción suena en la computadora. No hay tal celular. Nadie llama desde Colima (o Manzanillo o Tecomán o Guadalajara o el DF o Chiapas o Los Cabos o Morelia o Guanajuato o Puebla o San Luis Potosí).

Son síntomas de que, en esta ocasión, debo cambiar el estímulo (el tono del timbre) de mi condicionante (mi celular) para evitarme este tipo de eventualidades.

Colima, Guadalajara, Tecomán, Amig@s: l@s extraño a ritmo de Nortec:
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http://www.youtube.com/watch?v=4zYaCGEtFDU&feature=video_response


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viernes, diciembre 11, 2009

2014 árboles había en ese bosque

david chávez
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Dicen que antes, cuando alguien a alguien quería guardar un secreto, buscaba un árbol en una montaña. Cuando lo encontraba tallaba un hueco y confesaba en él lo que no quería que se supiera. Luego sellaba el hueco con barro. Así nadie nunca sabía lo que había ocultado en él. Sin embargo, después de hacer lo anterior, aquel que había guardado su secreto regresaba a casa sin mirar atrás. Nunca nadie veía cómo los pájaros Tdzum, que anidan en los árboles haciendo un hueco y sellándolo con barro, confundían el escondite del secreto con sus nidos.

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Nadie sabía, tampoco, que entre las plumas de los pájaros Tdzum, con las que se elaboraban los almohadones de plumas, habitan diminutos seres que llegan a crecer como bichos gigantes y horrorosos que se alimentan de sangre mientras susurran al oído de su víctima secretos de antaño, crímenes, robos, asesinatos, bajas pasiones y amores ocultos que ocasionan a quien los escucha indescriptibles angustias mientras va consumiéndose poco a poco, hasta que muere.

pedro_páramo.juan_rulfo.david_chávez.reveses.wiki.htm4

Huiquihomenaje a Juan Rulfo
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pedro_páramo.juan_rulfo.david_chávez.reveses.wiki.htm4
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-Así lo haré, padre.
-No vayas a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio… El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro.
Todavía antes me había dicho:
“No dejes de ir a visitarla -me recomendó. Se llama de este modo y de este otro. Estoy seguro de que le dar gusto conocerte.” Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después de que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas.
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Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi madre, una tal Dolores Preciado. Mi padre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verla en cuanto él muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues él estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo…

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(texto para concurso Las historias, alberto chimal, 16 de julio de 2008)

Circunscripciones

daivd chávez
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Abro la puerta del baño. Recibo el pequeño envoltorio con cocaína. Lo abro. Distribuyo el polvo en un par de líneas con una tarjeta de crédito. Me acerco al borde del lavamanos. Lo aspiro por la nariz. Repito la operación. Me lavo la cara. Me miro en el espejo. A mis espaldas, escucho que alguien se pedorrea. Alguien intenta vomitar. La tos es fuerte y nada. No vomita. Imagino ese par de escenas, al par de tipos que están dentro. Tres golpes cortos a la puerta: la señal de que alguien más entrará al baño. Mojo un poco mi cabello. Me miro fijamente en el espejo y comienzo a pensar si realmente Dios lo ve todo, si inhalará cocaína, si puede ver al par de imbéciles intentando cagar, intentando vomitar.
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Me sonrío. Saludo al tipo que entra. Abre su envoltorio, arma un par de líneas e ihnala. Gracias, le digo, cuando me invita un poco. ¿Usted cree en Dios?, le pregunto. A veces, me responde. Dios está en todas partes, le digo. ¿Ah sí?, me pregunta, mientras saca un cigarrillo e intenta encenderlo. Dicen que puede verlo todo, le digo. Cierto, eso dicen, me dice. ¿Usted lo cree?, me pregunta. Es probable, le digo. Quizá Dios sea un ingeniero o un tipo muy listo, tan listo que para saber lo que hacemos convirtió los televisores en sus ojos. Tenga cuidado. Ese televisor por donde transmiten las películas porno o las novelas o las noticias, ese que tiene usted en su habitación, quizá sea una rendija por donde Dios lo ve coger, comer, dormir, le digo. Puede ser, me dice, puede ser, me dice. Un zumbido cruza por mi cabeza. Bien, es hora, le digo, y me dirijo a la salida…
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(texto para concurso de minificción Las Historias, alberto chimal -24 de abril de 2009-)

miércoles, diciembre 09, 2009

nuevastecnologíasalalcancedesumano.

david Chávez


Primerosemetrabólabarraespaciadora.Penséqueranormal,eltecladoylacomputadoratienenmásde10añosdeuso.
Cuando solucione el asunto del teclado constate que los acentos de la computadora no aparecian.
Luego
vino
el

ProBlemA con las MAYUsculas y las MINUScUlAs y el
enter, que provocaba que los reglones estuvieran todos desordenados y
el texto careciera de orden.

El colmo SobrVino CuandO senti unpequeño CosquilleoEnMisManosYParaDejarConstancia

DeLoAcontecidoHiceLoQueACualquieraSeLePudoHaber OcurridoCuandoLaBarraEspaciadoraSeDescompusoOtraVez:
EscribirConjugado,SeparandoConMayUsculas

ElInicioDeLasPalabrasYEvitandoLosAcentos.MiroMis

Manos:ahora…ellas¡SonDeColorNegro!LevantoLasManosDelTeclado
YVeoLasLetrasMarcadasEnLasYemasDeMisDedos…No…Lo…
Puedo…Creer;SientoUnLigeroMareo…ElEspejoFrenteALaComputadora
ReflejaUnaImagenBorrosaDelQueSoy,DelQueHastaAhoraHeSido.LaTintaOLoQue…quiera…que…

sea…que…me…invade…que…se….a.p.o.d.e.r.a…de…este…mi

…cuerpo…subepormisbrazos,lentamente,comosifuerachapopote,comounaespeciede…f.a.n.g.o…

quienleaesto,porfavor:yanopuedo…despegarlosdedos/del/teclado.



lentamentelnegromeincorpora/alnegromismo.temodejardeseryo.

martes, diciembre 08, 2009

Melodía desencadenada

david chávez

Melodía desencadenada


Sin ouija, sin médium, sin nada de superchería, para celebrar el cumpleaños de mi hermana y sabiendo cuánto sufrió cuando supo que Patrick Swayze había muerto -era una devota admiradora del actor-, esa noche toqué en el piano esa canción romántica que volvió un clásico el hecho de modelar en barro. Sin embargo, del pentagrama donde estaban las claves, de la partitura, comenzó a salir una especie de humo que no era humo: poco poco fue ennegreciendo toda la casa hasta concentrarse en la sala. Luego envolvió por completo a mi hermana, quien dio un grito y cayó inconsciente al suelo.
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Despertó minutos después, cuando las sombras o el humo ya habían desaparecido por debajo de la puerta principal. No dejaba de preguntar por una tal Molly Jensen. Decía que su nombre era Sam Wheat. Pensé que ella fingía ser el protagonista de esa película. Así se lo dijimos. "Oh, debo estar confundido. Yo hice el papel de alguien que había muerto y después morí, de cáncer", nos dijo. Luego seguimos conversando.
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Nos contó que tuvo cuatro hermanos, que desde joven ya le gustaba aquello de las artes escénicas, que era bueno para el atletismo y el futbol americano hasta que lo dejaron sus rodillas; que estudió ballet y se casó con Lisa Niemi. Desde que comenzó a relatarnos todo varios grabaron y fotografiaron a mi hermana. Era increíble que alguien supiera tantos detalles. Luego hizo una pausa y pidió prestado el teléfono. Marcó y habló en inglés. Era increíble: mi hermana nunca ha hablado ni intentado siquiera estudiar inglés, pero los videos lo prueban. "Tenía que decirle a mi esposa que estoy bien. Ella cree que después de la muerte estoy jodido. La amo. Si la ven, díganle que la amo", dijo mientras se limpiaba un par de lágrimas.
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Luego se tomó un par de copas con nosotros y cuando supo que celebrábamos el cumpleaños de mi hermana dijo que tenía una idea muy buena: cantaría el tema central de la película, esa canción romántica que volvió un clásico el hecho de modelar en barro, especialmente para ella, a manera de regalo por la devoción que le profesaba a su carrera artística. Me senté y comencé a tocar el piano. Él, es decir, mi hermana, cuyo cuerpo era habitado por Patrick Swayze, comenzó a cantar. Estábamos por finalizar la canción cuando nuevamente apareció el humo que no era humo, la bruma, la sombra proveniente del pentagrama, y envolvió otra vez a mi hermana, es decir, a Patrick Swayze, quien en ese momento habitaba el cuerpo de mi hermana, quien volvió a caer inconsciente al suelo.
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Despertó minutos después, cuando las sombras o el humo o la bruma o lo que fuera ya habían desaparecido por debajo de la puerta principal. No dejaba de preguntar qué chingados le había pasado. Volvió a desmayarse cuando vio el tercer video. Es curioso, dijo al despertar, minutos después, cuando las sombras o el humo o la bruma o lo que fuera ya habían desaparecido de su mente. Soñé que Patrick Swayze cantaba para mí. Decidimos que todo estaba bien y seguimos con la celebración. De eso hace casi un mes. Y todo hubiera quedado ahí si no fuera porque hace unos minutos, cuando las sombras o el humo o la bruma o lo que fuera ya habían desaparecido de mi cabeza, nublando mi vista, permitiendo que escuchara los gritos de mi hermana, quien me llamaba por mi nombre, cuando abrí el recibo telefónico, aparecía el cobro por una llamada de larga distancia a Los Ángeles, California. Mi hermana llora y yo estoy a punto de hacer lo mismo.
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