miércoles, octubre 31, 2007

e-mail

david chávez

Caperuza,

espero que una vez terminado el escándalo en que has metido a tu esposo, ese príncipe tuyo, por unos dimes y diretes sobre la respectiva belleza entre su madre y tú (culminado, como ya la prensa lo ha dado a conocer, con el suicidio de tu suegra) puedas obtener el divorcio.

Sé que yo nunca hubiera podido salvarte de los malvados planes de esa hermosa señora tu suegra, madre del príncipe Antonio – legendario noble que dejó morir en el desierto al plebeyo que no pudo dibujarle un corderito-, como él lo hizo mil años más tarde contigo al despertarte del hechizo al que te condenó la rueca; como en esa ocasión cuando eras adolescente y mordiste la manzana con la pócima para que durmieras durante toda la eternidad. Admiro la forma en que sus siete criados velaron por ti hasta su regreso, momento en el que te propuso matrimonio y aceptaste, literalmente encantada.

Recordarás que fue él quien te devolvió a tu mundo cuando te calzó la zapatilla de cristal, puso el guisante debajo de esos colchones y te salvó de los tres osos que no te reconocieron después del tinte rubio con que pintaste tu cabello. Ojalá lo dejaras crecer, me excita tanto y podría servirnos en nuestros juegos donde me convierto en una bestia, un lobo que te persigue a ti, la más bella mujer enfundada en ese vestido rojo que me vuelve loco. Responde pronto, te espero en el castillo.

Tu Marqués de Carabás

lunes, octubre 22, 2007

Ya está

David Chávez
Consiga, antes de leer esto, la canción
llamada
Open book,
interpretada por el grupo
de rock country Cake; léase,
obvio, mientras la escucha.
Súbitamente va ascendiendo un impulso, una descarga, desde mi estómago hasta que leo y entran por mis ojos las letritas que reaccionan con tanto anhelo, con tan poco tiempo para sentarme y escribir escribir escribir lo que tenga que escribir, la mayoría de las veces, en mi estómago.
Súbitamente, también, las letras que leo-trago-mastico-digiero con la vista caen al fondo, muy al fondo de mí, donde permanece todo lo que odio y no reconozco, todo lo que me avergüenza y no reconozco, aquellas tristezas y deseos y lascivias y traumas (como llevar el índice a la nariz, hurgar y recoger comer a un tiempo el polvo y la mucosidad mientras pienso en qué carazos estoy diciéndome y me cuestiono por qué hablo mentalmente conmigo, si no será una estupidez hacerlo y mira que ya he estado a punto de morir atropellado por hacer eso en plena calle, qué estúpido, repito, qué estúpido, me digo) todo lo que no reconozco está allá, en el fondo de mí, oculto y agazapado, listo para saltar, para reaccionar, para estallar como una gran burbuja de envidia, por ejemplo, cuando leo, por ejemplo, que tal o cual poeta, que tal o cual narrador, nacido en tal o cual fecha, por ejemplo, y que ha sido publicado por esa o aquella editorial y estallo, por ejemplo, como en esta ocasión, rabiodentalmente, me destrozo por dentro cualesquiera de mis intestinos, de mi estómago, y vomito, antes en forma de líquido gástrico, ahora en forma de palabras, tan pronto audibles, tan pronto gritables, que rechinguen a su puerca vida, que se les pudran las letras, que se les cancerigenen los poemas y los traguen en sus tratamientos como yo hago, carajo, recontracarajo, reputacarajientamadre, cada día, hijos del peor verso, del madrigal y del soneto espurio, del microcuento arrabalero, del perro que ladra párrafos, como yo hago, ah, carajo, y como duele, cada día con cada cosa que escribo y que cualquier editor, malditos todos yo los maldigo –apocopados, asincopados, malrayera ventura los cobije- yo los maldigo, decía, teniendo hijos como yo por cada cosa mía que no se publique y les ahogue, como a mí, este reflujo, este ácido gástrico y ardan sus ojos, como sus tráqueas, sus gargantas, como sus ojos. Sean estas letras ingredientes que crean una molotov literal. Lo juro. Lo escribí escuchando esa canción.

Termine de escuchar la canción. Después salga a caminar y piense en lo que ha leído. Regrese. Termine de pensar que el autor del texto quizá es un paranoico mientras escucha
Stickshifts and safetybells, del mismo grupo.