lunes, julio 09, 2012

el viento que entra me confirma cada día que he tomado la decisión correcta




david chávez


van a delegar a dios de su puesto como administrador de la tierra. es un buen tipo, trabajador, simpático. es malo para contar chistes y tiene un humor muy raro. fuma de vez en cuando y a mí me cae muy bien
porque en cierta forma se parece a un amigo de la infancia de quien  tengo gratos recuerdos. todos los días lo veo con una pelotita que estruja con su mano derecha mientras supervisa vía satélite algún derrame petrolero que elimina a unas cuantas especies animales que ya están descontinuadas y para las que ya no tenemos refacciones.

la reunión ha comenzado. la junta cree que es mejor enviarlo al departamento de mantenimiento universal. alguien sugiere que es una estupidez, un desperdicio no haber puesto a los pájaros, a las aves, a  fabricar casas para los humanos con materiales biodegradables y reutilizados. pero entonces, les digo, levantándome, las aves, los pájaros no se darían abasto y caerían muertos de cansancio, no podrían  reproducirse y una serie de desagradables acontecimientos ocurrirían en el universo, desequilibrándolo, y no sabemos los efectos adversos que ello tendría. otro argumenta que lo mismo se había dicho acerca de la extinción de las abejas. los murmullos aumentan. al final la junta directiva me da la razón. damas, caballeros, si no hay otro punto que tratar los veré luego, digo, y salgo del edificio, saludo a dios al  pasar frente a su oficina rumbo al estacionamiento, subo al auto y me despido agitando la mano por la ventana. el viento que entra me confirma cada día que he tomado la decisión correcta.