miércoles, junio 30, 2010

deivis&cheves 19

david chávez

El padre de Cheves vino a buscarlo. Nunca lo había visto. Él me contaba poco sobre él. Sobre él y su familia. Bueno, no tan poco. Ahora que lo pienso no hemos hablado mucho desde que nos vimos en Puebla; después de que me convenció de abrir el bar, hemos hablado poco. Quiero decir, sólo nosotros dos. A veces extraño Cancún. Sobre todo después de cerrar el bar. No había más por hacer, sólo regresar a casa. Antes íbamos a la playa. Extraño el calor, la seguridad de conversar, de hablar, sólo hablar y hablar. Beber un poco, quizás. Es como mi hermano. Entonces, Je. Él sería como mi padre.

No pasa nada, te digo. Mira, él vino a hablar conmigo y le comenté lo que pasó con Sergio. Ese mismo día ustedes vinieron y te diste cuenta de cómo estaba todo. No, no tengo miedo. Ese pendejo es un hablador. Sí, también me lo dijo y le pedí que por favor no interviniera. Sólo déjennos trabajar. No. Es muy pronto. Sí, David puede llevarlo pero sería dividirnos y no quiero eso. Creo que nadie lo quiere. Son mi familia, papá. Otra familia. Tú también lo eres. Abrir otro bar es muy pronto, papá. No. A ver, mira, no lo hacemos por el dinero. Nos está yendo muy bien, sí, sí, espera, nos va muy bien. Cada uno ha recuperado la inversión en casi un 500 por ciento, nos gusta hacer lo que hacemos y no hemos tenido problemas con nadie. No, no lavo dinero. Tampoco extorsiono a nadie. Tan no es así que voy, vamos, nos repartimos las labores y los pagos: un día yo voy a pagar todo, otro día va Damiana, otro día va Serrano. ¿Cómo putas voy a desconfiar de mis amigos? ¡Estás loco! No sé de dónde sacas esas ideas. De mi madre debe ser. Mira, todo va bien. No. Nada de seguridad afuera, nada de traer a tus amigos y si vienen diles que la cosa es derecha. Nada de dinero manchado.

Es raro cuando se enoja. Sólo tiene el carácter de su padre. A quien conozco más es a la mamá. Es un amor esa señora. Y cocina riquísimo. Él también, sólo le falta un poco de sazón. Damiana, mesa ocho, dos pizzas y una tabla mediterránea, por favor. Voy. ¡Pero ya! Ok, ok, pinche genio caray. Hola, ¿le traigo algo? No, mi papá ya se iba. Ella es Damiana, ¿la recuerdas? ¿La niña que? Oh, sí, sí, sí, estás enorme. Gracias. Un rubor le centellea las mejillas. Un gusto volver a verlo. El gusto es Damiana, la comanda de la ocho está lista, con permiso. Pasa. Guapa la niña. ¿Tu novia? No: ella es como mi hermana. Esa que nunca tuviste. Papá. Ya, tranquilo, no pasa nada. Mejor me voy. Salúdame a David. No debe tardar en llegar: o está escribiendo o fue a pagar las cuentas. Señor, tanto tiempo caray. Te lo dije. Hombre, cómo has estado carambas contigo. ¿Sigues escribiendo? Por supuesto. David me ha contado que tienes un cuento muy bueno, luego me lo haces llegar para hincarle el diente. En cuanto pueda. ¿Y escribes de esto? ¿De qué, sobre el bar? No, hombre, el bar disfrútenlo. Sobre esto, lo del narco, de la mierda en que se ha convertido la política en este país. No, nada. Bien, bien. Tú escribe, carajo, qué más da. Eso haré, dele mi saludos a doña Mónica. De tu parte. Nos abrazamos. Te encargo mucho a David. Sí señor, yo acá se lo cuido. Consíguele una novia... va, voy a trabajar en su encargo. O un novio. Damiana se caga de risa, yo con ella, David se pone rojo. Es broma, aunque quién sabe. Cuídense, que llueve mucho plomo últimamente.

¿Es advertencia? No. El viejo siempre con sus cosas. Es buena onda. ¿Entonces: te gusta Shilospiu, Bil, Serrano o David? ¿Tú también? Damiana ríe. Yo sonrío. Serrano se nos queda viendo. Le gustas a Cheves, le dice ella. Serrano nos pinta un dedo y sale de la barra a llevar una ronda de tragos. Cheves le palmea la espalda a Damiana. Diles a todos que saliendo de acá nos largamos a la playa. Yo invito. Damiana salta y me empuja sin querer. Trastabillo y recupero el equilibrio. Conste: tú pagas, digo.

Concepción, Chile. A 30 de junio de 2010

martes, junio 29, 2010

deivis&cheves 18

david chávez

Mira no sé de dónde putas saqué fuerzas, pero corrí detrás del pinche viejo. ¿Lo alcanzaste? Sí. ¿A qué hora fue? Pues apenas iba llegando del taller con el auto, yo creo que a eso de las tres de la tarde. Metí el auto de reversa a la cochera. Cerré la puerta del conductor, me pasé al otro lado para sacar las cosas que compré en el supermercado, abrí la puerta de la casa porque tenía que meter más cosas y afortunadamente el bat estaba en el sofá de la sala. Salí con él para meterlo al auto y luego ir por el resto de las bolsas, dejé una sobre el cofre para acomodar otras y ahí fue donde el tipo pasó, buenas tardes, buenas le dije, tomó la bolsa y se echó a correr.

Hijodetuputamadre párate si eres hombre hijodelachingada, pfff, te lo juro que me acuerdo y más me encabrono. ¡Qué pinche coraje! Corría y corría y en la esquina una camioneta casi lo atropella. Se cayeron algunas cosas ¿y? Lo seguí. Con la gritadera, yo le gritaba párate pinche maricón párate hijodelachingada, otras dos chavas me siguieron y comenzamos a corretearlo las tres. No mames, ¿cómo dices que se llama la película pinche Damiana? Pendejo, fue cierto. Na. ¡Te lo juro! En esas estábamos, todo fue tan rápido, carajo, y el cabrón corría hasta que la misma camioneta que lo iba a atropellar le cerró el paso. Ahí lo alcanzamos. El señor de la camioneta se bajó y como que lo tacleó, no vimos muy bien.

No mames, pinche Damiana, ¿neta te pasó eso? ¡Sí, güey! Total que uf, ¿me sirves otra, Serrano? Gracias. Entonces, cuando llegamos ya el señor lo tenía tirado boca abajo. Primero llegué yo, luego las dos chavas. ¿Este es?, me preguntaron. Sí, este cabrón es. Una de las chavas sacó su celular, le tomó un par de fotos y luego le llamó a la policía. Después salieron varios vecinos de por ahí. Tres chavos le ayudaron al señor con el ratero. La otra chava, la que llegó después, dijo que era el mismo que también le había robado un mes atrás, pero afuera del supermercado. Toma, esto es tuyo, me dijo, y me dio un gel acondicionador para el cabello en spray. Ahora sí, hijo de tu reputísima madre, vas a saber lo que se siente, perro de mierda, le tiró tierra en la cara con el pie y luego comenzó a patear en el abdomen. Mira, te lo juro que yo estaba que lo agarraba a batazos pero pensé en que igual podría reconocerme y luego regresar y hacerme algo peor.

¿Y la policía? Llegó pronto. Ya se oía la sirena, así que, pensando en nosotras, bueno, en todas las personas que me ayudaron, cuando levantaron al pobre cabrón le pedí a la otra chava que me detuviera el bat, me puse detrás de un chavo que lo estaba sujetando y le vacié media botella del gel en aerosol en los ojos. ¡No mames! No me sentí muy bien que digamos pero al menos así no iba a reconocer a nadie. Al menos no a quien le dio el batazo. ¿No mames, lo agarraron a batazos? Fue una de las chicas. Yo le estaba dando las gracias al señor de la camioneta cuando escuchamos que el tipo comenzó a gritar que no le pegaran. Seguro fue a la que había asaltado. No, fue la otra. Los chavos me dijeron después que le dio tres batazos: dos en la rodilla derecha y uno en el pie derecho. Le dijeron a la policía que el tipo se golpeó solo cuando lo detuvieron.

Pinche Damiana, eres buenaza para inventarte cuentos. En serio, Cheves, que todo eso pasó hace rato. Na, no creo. Bueno, entonces pregúntales a ellos. Todos miramos hacia la puerta de entrada. Dos tipos entraron, se quedaron de pie como buscando a Damiana, hasta que ella los saludó, dijo con permiso y fue a recibirlos. Cuando llegó a la barra con ellos y los presentó como los que le había ayudado, agregó que más tarde llegan las otras dos chicas. El que no me quiera creer que vaya a la mesa de invitados y aquí Raúl y Mendieta que les cuenten. Se los llevó mientras Shilospiu soltaba American Woman, de The Guess Who, y el bar se iba animando poco a poco.


concepción, chile. 29 de junio de 2010

lunes, junio 28, 2010

deivis&cheves 17

david chávez

Qué le pasó a Shilospiu? Nada, ¿por qué? ¿Y esa música? Ya ves, hay que reanimar los lunes de güeva total. De acuerdo. ¿Y los Davids? Afuera, fumando en la terraza. Güey, ¿qué onda: tú y David andan? No, nada qué ver.Ya, en serio. Damiana, te acabo de decir que no. Pues la gente dice que digan déjalos, yo sé mi cuento. Igual no es mal partido. No chingues, déjale así. En serio, Renata. Ne. Vaya, está bien. Cheves me cuenta que si cierra los ojos podría caerse dormido, muerto de sueño. Estuvo bueno el desmadre anoche entonces. Je, je, algo así. ¿Saliste? Sí. ¡Hey, ustedes dos! La zona tres y cuatro no las ha atendido nadie, intercámbienlas. Ok. Pinche Serrano. ¿Entonces qué, no me vas a contar nada pinche Renata? No, nada porque no hay nada que contar. Me cago de sueño, voy a la bodega a dormir un rato, cualquier cosa me avisas. Va.


Yo no había dormido muy bien tampoco. Aún así, había que sacar adelante el trabajo del bar, limpiar los platos, los vasos, las copas, las ollas. Ya en serio, dime algo. No, de verdad, no tengo ganas. ¿Nada? No te diré que me dijo algo en días pasados, algo así como que hay que ser siempre honestos y no sé qué tanta cosa, es todo. ¿Y ya? Sí, te dije que no quería decírtelo y no te lo diré. Hasta que no te pasa te pasa, dice Bil a Serrano. Sí, pero mira: el problema es cuando comparas en cierta forma tu vida con la de alguien más. Pónle tú: conmigo. Entonces si te comparas conmigo no es la misma cosa porque no eres yo. Eres tu queriendo ser yo y tal vez algún día suceda aunque si comienzas a ser yo dejas de ser tú, pero luego serás dos. ¿Y si soy tú y sigo siendo yo? La comparación es muy fácil, la cosa es qué tanto de lo que tú has vivido me interesaría y qué tanto de lo que he vivido te interesaría.

Igual tienes razón. Uno no puede comparar lo que le pasa con lo que le está pasando a otra persona. A veces me siento un tanto infantil... Bueno, en ocasiones este par (y señaló con la vista a Damiana y a Renata) me han enseñado cosas que a su edad no sabía. Esto se trata, mi estimado, de aprender lo más que se pueda. Es cierto. Salucita, Salú.

¿De dónde serán, serán de la Habana, serán de Santiago, tierra soberada? Son de la loma y cantan en el llano. Me he dado cuenta de tantas cosas hoy, me dijo Shilospiu. Salud. Salud. Brindo con él. David ronca al compás de Buenavista Sochal Club.


concepción, chile. 28 de junio de 2010

sábado, junio 26, 2010

poco peco

david chávez


de a poco voy perdiéndole el pudor, la pena de matar apalabras. sicario letroso.


no es mi lengua, el español, la que mata... son estos dedos, Mateo, los que tescriben, describen, texcriben, rescriben, mescriben. Crimen, amor, vida y muerte las tecleo, digito, dedeo en el teclado. No es lo que sale de mi boca lo que contamina al hombre, Mateo, ni de mi corazón estas palabras. Es la mente unida al albedrío en un 15:10-11, 17-18.


Crimen, amor, vida, sexo, dinero, alcohol, paz, melancolía y muerte las tecleo, digito, dedeo en el teclado sin dificultad alguna. Escribir, palabrear, textualizar, literalizar puede y no ser un crimen. El lector es juez y víctima.

viernes, junio 25, 2010

deivis&cheves 16

david chávez

¿Listos? ¡Va! Un-dos-tres, ¡Ya! Toma el vaso inhala hondo aguanta el aire viene el líquido entreabre los labios cierra los ojos o mira al techo o mira el fondo busca el fondo el fondo el pinche fondo del vaso ya viene va a la mitad traga traga traga traga no bebas traga sólo traga carajo ve por el rabillo del ojo así como no queriendo dónde van los otros Renata comienza a toser valió madre derrama la mezcla de ron con cocacola es una menos qué importa bebe bebe bebe Bil sigue bebiendo Damiana hace sonar los hielos se ve el fon del vaso nunca la barbilla debe tocar el pecho podrías marearte vomitar son cinco segundos para ganar sin vomitar tranquilo listo ahora ahora golpea el vaso en la mesa luego Damiana después Bil al final Serrano y los otros tres tipos y la chica que le entraron al reto.

Shilospiu, Cheves y el 85% del bar aplauden. Como en los viejos pinches tiempos. Sí, no mames, me costó. Ya estás viejo. Viejos los cerros y reverdecen y echan palos. Escoge tu botella. Dame un mezcal. ¿Y entonces? A darle. ¿Todo bien? Relax, no fue nada. Ok. Renata, un par de cortesías a los clientes que compitieron y pásale una botella a mi tocayo. Descansa un poco. Nada, estoy bien. Renata regresa. ¿Qué onda, garganta de lata: te vas a tomar solo la botella? Depende de las ofertas, igual sí. ¿No la vas a compartir con nosotros? ¿Como tú con la otra de mezcal? Uh, perdón flor si te toqué un pétalo. Ya veremos. Igual te sirve de práctica. Vi que tiraste tu vaso. Se pone seria, cambia el tema, quiere irse. Está bien, no tenías que beber si no querías. Es cosa que no te importa. Suena la música. Toma, tu botella. ¿Algo más? Canto, sonriendo: que no se te olvide que me tienes que olvidar. Mueve la cabeza al tiempo que sonríe, entrecierra los ojos y canta.


Camino a la oficina. David habla por teléfono. Se encabrona. Se le nota. Aún así mantiene el control. No grita. Fuma. Cuelga. ¿Era ella? Asiente. Toma su vaso y se bebe todo de un trago. No sé qué hacer. Tranquilo. No sé si sigo dentro de su vida. Habrá que averiguarlo. ¿Por qué putas no se decide? Ni idea. Vamos por otro vaso. Salimos. Renata casi choca con nosotros. La dejamos pasar. Antes que entre a la oficina le grito¡Hey! Se detiene. ¿Qué?, contesta. Shilospiu, Serrano, Damiana, Cheves, Bil, ella, medio bar grita: ¡que no se te olvide que me tienes que olvidar!

concepción, chile. 25 de junio de 2010

jueves, junio 24, 2010

deivis&cheves 15

david chávez

Cheves y Shilospiu llegaron temprano hoy. Pasó por él. Su motocicleta seguía en el taller. La botella de mezcal sobre la última mesa camino a la oficina me dijo que David había estado bebiendo desde temprano. Puso puras de Sabina y Chavela. Uh, andamos mal. Así parece. ¿Estado? Estable, bajo control: esa es la primera. Entro. Nadie. Volvió a llamar. Aguanto la confesión sin darle la cara, enciendo un cigarrillo, me preparo para seguir escuchando. Dos semanas después volvió a llamar. Parece un juego. Veo la pared, puedo verlo en el reflejo de la fotografía en la que estamos todos, esa que nos tomaron hace casi un año. ¿Cómo te sientes? Bien, parece que bien. No quiero perder el control, tocayo. No tienes por qué perderlo. Ya estaba todo decidido, o ¿no? Sí, pero y si ella no se decidió se la cargó la chingada, si se arrepiente es tarde, también es tarde para ti. Sácala de una buena vez.

Me costó decírselo. Tenía un nudo en la garganta, también fui parte de eso, también me sentía un poco culpable por él. Tienes razón. Está bien, vas a estar bien. Trata de no caer en eso. Hay otras cosas por hacer. Te buscan. ¿A quién?, a la vez. El tipo de ayer. Deja, yo atiendo. Salgo de la oficina, saludo al conocido de Serrano. Es mucho más chico de lo que me había parecido anoche. Qué tal, no, no ha llegado. Disculpe, igual es un poco temprano. Tendría casi veinte años. Pelo castaño claro, muy claro, ojos pequeños y cafés, pestañas grandes. Era pecoso y tenía que alzar un poco la barbilla hundida al medio para lograr que su vista completara el metro sesenta y nueve de altura de mis ojos. Le faltaba un poco par ser corpulento, algo de grosor. Recién habría dejado la pubertad, tenía la respiración medialarga y tembloroso, rojizo, el pabellón de las orejas. Estaba muy nervioso.

Tiene sucia la nariz, le dije. Agradeció cubriéndose la cara con ambas manos, quitándose las lagañas como si lo hubiera despertado después de un largo sueño. Disculpe, acabo de. Sí, está bien... espero que se haya dado el jalón en otra parte. Oh, yo no importa; disculpe por interrumpirlo. Hablaba medio agringado, como recién traído del norte. Pocho. Un pequeño pocho. Lo que pasa es que ayer, bueno, la cosa se salió de control. Yo no quería, no quise, lo que pasó con la muchacha, es que ¿Habló de eso con Serrano? Sí, pero yo vine a, en realidad no quería propasarme ni faltarle al respeto y, bueno, ¿usted me entiende, no? Perfectamente. No se preocupe, ya Serrano nos explicó. Quería verlo para agradecerle. Bien, hágalo usted mismo. ¿Puedo esperar a que llegue? No tiene por qué, acaba de entrar.

La cara de susto se le barrió por completo. Una sonrisa le perló la boca, me miró y luego avanzó para encontrarse con Serrano. Regresé a la oficina. Muchas cruzó por mi hombro izquierdo, gracias saltó por sobre el derecho. Alcé la mano derecha y la agité un poco. Escuché que ambos se sentaron, comenzaron a hablar. Ya no los escuché más: Shilospiu puso más música.

David estaba en la barra. Sírveme uno. Llenó dos vasos con mezcal. Salud. Por la que va entrando, me dijo. Era Renata. Por la que va saliendo, le dije. Cerré los ojos y sentí cómo el mezcal reptaba ofídicamente hasta anidar en mi estómago. Abrí los ojos y sonreí.


concepción, chile. 24 de junio de 2010

miércoles, junio 23, 2010

deivis&cheves 15

david chávez



Deivis&cheves queda a siete cuadras del centro histórico de la ciudad. Era una antigua casa, para ahorrarnos palabras en la descripción. Acaso medirá ocho o diez metros de frente por dieciséis de fondo. El diseño, es decir, la casa, conforma una U cuadrada, como una herradura cuadrada. Fue de las pocas casas que sobrevivió al terremoto de 2003. Al entrar, pasando el recibidor, a mano derecha, está "el cuartito del amor" -como bautizamos una habitación en la que bien caben seis mesas para cuatro personas- tiene tres mesas en cada esquina. Intimidad segura.

Luego viene lo que pudo haber sido la sala. Una habitación más espaciosa con grandes ventanales. Está dividida en cuatro áreas. En las dos primeras hay catorce mesas, siete por costado, y una rockola. Luego está la barra y un pequeño baño que ocupan una cuarta parte del pasillo que comunica a lo que parecía ser el comedor: grandes paredes, techo alto, de teja roja, vigas de madera de palma y siete ventanas alternadas en altas y cortas que parecen arcos cuadrados. Vaya contradicción. En cada pilar ellas Damiana colgó varios cuadros, algunos pintados por su madre, y tres o cuatro fotografías enmarcadas que Shilospiu trajo.

Ahí la casa "corta", es decir, comienza el tramo corto. Ahí están los baños, la cocina y otras dos habitaciones. Una de ella es la oficina, la más pequeña es la bodega. Al centro de la "herradura", de la "U cuadrada" hay una pileta rodeada de pasto y a un lado suyo hay un árbol de plátano. Luego viene el otro tramo, uno largo, un pasillo techado, en forma de portal, que da a la cochera/estacionamiento. Ese pasillo cruza la terraza, que se funde con el jardincito del centro, donde está la pileta. Lo primero que hicimos cuando pudimos disponer de la casa fue anexarle la terraza, que antes fue una pequeña habitación destinada a guardar cacharros. Un par de muros derruidos, a punto de colapsar tras el sismo, hicieron mayor espacio y nos dejó a todos contentos. Casi nadie la usa, así que digamos que es nuestro lugar de reunión.

El material de la casa es de adobe. Fresca y térmica, según la estación del año. Shilospiu suelta Gave up, de NIN con Marilyn Manson. Hay voces. Alguien discute. Cheves y yo entramos. Serrano le pide a un cliente amablemente que se retire. El tipo golpea la mesa. Está emputadísimo. Alza la voz. El resto de los clientes hace silencio, miran la escena, temen que empiecen los chingadazos, que alguien saque un arma y dispare. Todo el mundo tiene demasiada fresco el recuerdo de la balacera en días pasados. Vamos. No, le digo. Déjalos solos. Cheves y yo observamos desde la barra. Bil se asoma. Serrano extiende la mano, como si fuera a despedirse del cliente. Se confirma el saludo. Ambos se dirigen a la puerta. Los tipos que estaban con él en la mesa avanzan después, acompañados por Damiana. Los cinco clientes, Serrano y Damiana siguen hablando afuera del cuartito del amor. Avanzan lentamente hasta el recibidor. Siguen discutiendo. Serrano no suelta la mano del tipo. Sus acompañantes miran. Uno de ellos saca un cigarrillo y Damiana se lo enciende. El tipo se lleva una mano dentro de la chaqueta sin soltar a Serrano. Parece que sacará un arma. Vamos. No, repito. Las manos caen a los costados. Es la billetera, quiere pagar. Serrano le pide a Damiana que se acerque. Algo hablan entre los tres, luego camina a la barra. Está pálida. Dame tres güisquis, rápido, me dice. Se los entrego mientras enciende el cigarrillo que David le da. Gracias, dice, y regresa con Serrano, quien les da los trago y los despide, sonriendo.

Damiana y Serrano regresan. ¿Y, qué pasó? Nada, el tipo se estaba pasando con Damiana. Cuando les llevó el primer corte de caja se molestaron, pensaron que los estaba corriendo, así que se les explicó que después de cierto consumo se entrega una cuenta parcial a pagar, para evitar problemas. Esta fue la tercera. El tipo se puso bravucón. Ya estaban borrachos. Quiso manosear a Damiana y ahí entré yo. Primero empezó con que no sabía con quién estaba tratando, que si él quería este lugar mañana no amanecía. Le expliqué las cosas. Dejé que se desahogara. ¿Y los otros? Sus compinches. En realidad es un matón. ¿Y tú de dónde lo conoces? Estudiamos juntos en la primaria. No se acordaba de mí. Cuando le conté quién era, cómo nos conocimos reaccionó y se disculpó. Entonces fue cuando le pedí a Damiana que viniera por los güisquis, para brindar por eso. ¿Entonces todo bien? Sí, tranquilos. No pasa nada.

Damiana estaba roja de la vergüenza. No sé cómo agradecértelo, güey, de verdad. No es nada, sólo deja de coquetear con los clientes. Eres un pendejo. Jajajeamos todos. De nada, contestó, y encendió un cigarrillo. David le dio seis palmadas en la espalda. Yo lo vi sonreír.


concepción, chile. 23 de junio de 2010.

martes, junio 22, 2010

deivis&cheves 14

david chávez


¿Y, sabes algo de lo que hablaron? Nada. Ya, dime, anda. No. Y te preparo algo. No, no sé nada. Pocos supimos quiénes eran los que habían traído a Shilospiu. Eran amigos de Cheves. Ya, dime, anda y te invito a la casa. No, mejor invítame sin que te diga nada. Ne, así no, no gano nada. Quién sabe, no estés tan segura. ¿Y en la casa me contarás? Na. Bu, dame un cigarro entonces. Son amigos, es todo. ¿Tuyos, suyos, nuestros, vuestros? Mejor dime por qué, o por quién llorabas la semana pasada. Nada que te importe. No estés tan segura. Quiero decir, nada fuera de lo normal, un sentimiento que me llegó de pronto. Ajá, y botella y media de mezcal después mejoraste. Algo así. No te preocupes, no pasa nada. ¿Seguro? Sí, ve por vodka. Uy, cabrón: ¿por favor o a güevo? Por favor. Oka, regreso.

A lo lejos vi salir a David de la oficina. Estaba más relajado que anoche. De pasada le quitó el par de vodkas a Renata y le pidió que atendiera mi zona, así que eso nos dio un poco de tiempo para comentar. ¿En qué piensas? Nada, no hay nada en qué pensar. Cierto. Cuando decidimos a iniciar el deivis&cheves sabíamos a lo que nos ateníamos, ¿no? Sí, y estoy muy consciente de eso. Salud entonces. ¿Se lo dejaste claro? Sí, le dije lo que pasó con Sergio. Perfecto. Dijo que si pasaba cualquier otra cosa ellos van a intervenir. No, no, no se trata de eso. Sí, se lo dije, y con mucho tacto. También le dije que puede venir cuando quiera siempre y cuando venga en tono legal. ¿Nada de dinero sucio? No, nada de eso. ¿Cumplirá, de verdad? Sí. Igual confío en él pero con mis reservas. Mira, me dijo que Sergio fue a llorarle para que viniera a hablar con nosotros, que hiciera todo lo posible por asustarnos para que aflojáramos varo. ¿Y qué dijo? ¿Y qué va a decir? ¡Se cagó de risa! Sonreímos. Tranquilo, no nos va a pasar nada, a nadie le va a pasar nada

¿Y lo de Shilospiu? Eso fue fortuito. Al cabrón se le jodió la moto cerca de su casa y lo trajeron por la hora y porque de todas formas tenían que venir a hablar con nosotros. Me ofreció dinero y protección, le dije que estábamos bien. Cabrón, cuídate mucho entonces: son como un pinche borreguito caminando a paso de tortuga de noche en un bosque lleno de lobos. Ja, borreguitos... borregos los demás. Sí, eso mismo le dije. Confía en nosotros. Sabe que vamos a salir adelante. ¿Qué más te dijo? Se sorprendió de que el bar está lleno todos los días a pesar de que abrimos un poco temprano, de que no pasamos los partidos del mundial , que tenemos cocina y no sólo botanas y de que cerramos sábado y domingo. Jajajeamos. ¿Viste? Te dije. Sí, tenías razón pinche tocayo. ¿Entonces todo bien? Sí, de hecho prometió vender la droga lejos de aquí. Van a surtir en los otros bares y discotecas. Bien, me quedo tranquilo entonces. Dijo que cualquier trámite. Nada. ¿Qué? Nada, cabrón: a formarse y a chingarse. Pfff, contigo no se puede. ¿Quedamos en eso o no? Sí. ¿Entonces? Bueno, yo pensé, pero ya veo que no hace falta. Nos están ayudando bastante con respetar. Eso es cierto. Chitón, ahí viene tu morra. Tranquilo. Lo miro a los ojos. Oquei oquei amor y paz.

Renata llega con otro par de vodkas. Dame uno. No chingues, ve sírvetelo, y defiende el par de tragos esquivando una y otra vez con un par de giros a David. Pinche morra. Faquiu. Ambos ríen. Aquí está. Salud. Acompaña a Shilospiu un par de minutos. Ednaswap deja de sonar. Bon Jovi, cortesía de Cheves. ¿Ya me vas a decir? No. Eres un culero. Ne. Sí. Na. Salud entonces. Salud. Por los culeros como tú. Salud. Enciendo un cigarrillo que me quita con prisa. I'm feelin' like a Monday, but someday I'll be Saturday night, le canto. ¿Qué? Me siento como un lunes, pero pronto seré sábado por la noche. Bebo. Sonríe. Shilospiu, Serrano y Bil cantan con todo el bar, acompañados por escobas que hacen de guitarras. Damiana toca la batería en que se han convertido vasos, copas.

concepción, chile. 22 de junio de 2010

lunes, junio 21, 2010

deivis&cheves 13

david chávez


SAludo a Renata. ¿Y, qué tal tu fin de semana? Bien, contesto. El bar está tranquilo. ¿Y Shilospiu? No ha llegado. Habrá que esperar. David dijo que pusieras música. ¿Yo, por qué? Pregúntale a él. ¿Entonces qué, tocayo: cubres a Shilospiu si no viene? ¿Llamó, avisó? Nada, quizá se le jodió la moto. Sirve que le dedicas una que otra cancioncita a tu novia. Renata lo patea. Ok, ok, entendido, no más bromas sobre eso. Bueno, si no hay más... aunque hoy se llena el bar. No importa. Programa la lista, yo cubro tu zona.

¿Entonces qué, nada, no andan? No. Tocayo. En serio, tocayo: no hay nada. . Voy a preguntarle. No, espera. No, no dije que en este momento. Más tarde, cuando no te des cuenta. ¿Fumamos? Va. Salimos a la terraza. Pinche lluvia jodida. Está bien, sirve que se calma el calor. ¿Siquiera te dijo por qué lloraba la otra semana? No, nada. CReí que tú eras su amigo, Cheves. A ratos sí en ocasiones no, muy errático ese asunto. Me imagino. Serrano llega encendiendo su cigarrillo. Nos saluda con la vista. ¿Todo bien?, pregunta Cheves. Se. Llamó Shilospiu y me dijo que les dijera que en un rato más llega, que no viene solo. Excelente. Pareces preocupado. Así sonaba él. ¿Por qué? No lo sé, no me dijo. Bueno, entonces ya somos cuatro. Se.

Minutos después Serrano entra. Es extraño. Pudo haber llamado a cualquiera de nosotros dos para avisarnos. Después de todo, él conoce a Serrano antes que nadie. ¿Y eso? Shilospiu estudiaba en Chiapas, algo que tenía que ver con economía. Dejó la carrera y se fue a vivir con su mamá, que vivía en Cancún. Ahí comenzó a tomar fotografías y puso un pequeño estudio, todo pagado por su madre. Luego regresaron a Chiapas, a San Cristóbal de las Casas, a hacerse cargo de la herencia del abuelo, pero con el desmadre del levantamiento zapatista la mamá mejor huyó.

Volvió a la escuela pero no terminó. Al inicio del levantamiento era pro zapatista pero después que los indígenas le invadieron las tierras y perdió más de la mitad de la herencia de esa forma la dejó otra vez. Durante ese tiempo conoció a Serrano. Para conseguir un poco de dinero después que su mamá se enojara con él se fue a vivir con Serrano y rentó la casa familiar. La hizo una especie de pensión para estudiantes. La de Serrano era también casa de su familia, así que no le cobró nada por hacer de la planta baja una pequeña escuela de salsa y cumbias para extranjeros. No mames, Shilospiu no baila. Eso dice él. Qué cabrón. Bueno, por algo lo habrá dejado. El caso es que por la noche iban a ver qué ligaban al Bar del Negro, amigo de los papás de Shilospiu. En una peda Shilospiu se dio un entre con el dj, al Negro y al dj les gustó la forma de mezclar y armar el ambiente y lo contrataron.

De ahí Serrano rentó también su casa y se fueron a Cancún. Ahí los conocí. Me los presentó Damiana. Luego viajé, viajaron y en Alemania nos encontramos. Shilospiu me contó que se había ido con una novia, ahora su ex. Eran de los pocos con los que conviví tanto en Alemania. Daba clases de salsa y baile hasta que tuvo un accidente. Terminó con amnesia temporal. Luego tuve que volver. Le dije que cuando se recuperara o cuando no tuviera algo o alguien que lo detuviera en Bonn regresara a México y me buscara. No sé qué ocurrió primero. Pidió encargarse de la música y aquí está. Mientras llega pónte algo. Esto está muy apagado. Va.


concepción, chile. 21 de junio de 2010

viernes, junio 18, 2010

deivis&cheves 12

david chávez


Anoche, hoy. Hiy Renata y Bil, a pesar de estar en la cocina, beben agua como náufragos. No es para menos. Anoche nos ganó el festejo. Anoche Cheves y yo hablamos. A veces es mejor ser sincero. ¿Y, tienes algo que contarme? Yo no, cabrón, pero a lo mejor tú sí. ¿YO?, na nada nadita de nada. ¿De qué hablan? NAda. Sí, nada, aquí David que no quiere contar qué onda. ¿Qué onda de qué? Pues del asunto entre ustedes. Renata se carcajeó. Yo sonreí. ¿Ves?, no hay nada qué contar. Nada. PArecito, se me hace que ustedes ya andan y yo ni por enterado. Como sea, ya he tomado un poco más de la cuenta. Ja, ¿un poco? Dame un cigarro. Renata sacó la cajetilla de la bolsa de mi impermeable. ¿Viste, cómo sabías que él los tenía y dónde los tenía? Porque se los di a guardar y me dijo que ahí los tendría por si acaso él se quitaba el impermeable. No chinguen. En fin, si anda felicidades.

Cheves entró. Renata y yo nos quedamos en la terraza, fumando. ¿Y?, ¿y qué de qué? Bueno, ¿cómo está eso de que a veces es mejor ser sincero? Cheves, metiendo aguja para sacar hilo. Nada importante. CRee que tú y yo estamos saliendo. Jajajea.Lo mismo pienso. No, no. Quiero decir, nunca lo había visto así. ¿Y? Pues, no sé. Hay mucho alcohol y es muy tarde. Prefiero pasarla bien. ¿Vamos? Exhala el humo y me envuelve. Vamos. Te toca levantar las sillas de la izquierda. Eres un culero. Y tú mejor me quedo callado. Dilo. Se queda seria. A veces es mejor decir la verdad. Eso lo dijo Cheves. A veces es mejor conservar la amistad, replico. Buen punto. No se nota que estés ebria. Güey: y o n o e s t o y e b r i a.

concepción, chile. 18 de junio de 2010

deivis&cheves 11

david chávez


Todos, todos, totalmente todos, estamos a todo lo que damos. La lluvia, los apagones, las balaceras, la inseguridad, el triunfo tempranero de la selección, el mismo jueves, los compañeros de trabajo, las compañeras de trabajo, los solteros, casados, casadas, solteras, libres, todos, david, cheves, Bil, Renata, Damiana, Shilospiu, Serrano, la nueva, todos, carajo, todos y todo transpira feromonísimamente, como si fuera viernes en día de pago, como si fuera una fiesta eterna como si nada ni nadie hubiera hecho nada todo bien todo bien, palmeadas en la espalda, Shilospiu no gasta fuerzas, programa los 11 episodios sinfónicos, parejas en la pista, todo mundo brinda, todo mundo sonríe, todo mundo liga, todo mundo liba. ¿La luz? tenemos planta de emergencia, Cheves ha ido temprano por gasolina para mantenerla funcionando. Yo, carajo, yo ya estoy que no doy más y el ventilador, desgarrándote, sé que te excita pensar hasta dónde llegaré. Es difícil de creer, creo que nunca lo podré saber. Sólo así tú me verás a través de una persiana americana.

Todos y todas festejan un no sé qué que qué sé yo. La vida es un par de versos. La vida es un cuento que algún escritor sobrio escribe a ratos. Nosotros, puta madre, sólo somos personajes. Le doy la razón a Renata. No me hagas caso, ya ando medio peda, me dice. Sonrío. Ella me tira un beso.

Es jueves.

concepción, chile. 17 de junio de 2010

miércoles, junio 16, 2010

davis&cheves 11

david chávez


Levanta la mano. Más. Más todavía, debe estar por sobre tu hombro. Así. No entiendo. Así. El flujo de sangre es más lento. ¿Y? Al menos no estás ensagrentando todo. Toma, ponte esto. ¿Qué es? La piel más fina de la cebolla. Puta madre, con ustedes el doctor House se queda corto. Serrano ríe. Bil termina de colocarle la cebolla. House diagnostica, no es un curandero. Pero sabe qué medicamentos administrar. Yo río. Renata sigue insistiendo en que Serrano mantenga la mano en lo alto. Como si estuvieran pasando lista y tú dijeras presente.

Ya llegó, ya llegó: ya llegó Sergio El Bailador...

David, te buscan. ¿Quién es? No sé, un tipo. Dice que quiere hablar con David. ¿Segura que es conmigo? Mejor sal. Ok,termina de limpiar la barra y recojan los vidrios rotos; Serrano está fuera de combate por un par de horas. ¿Se le detuvo la sangre? Sí, va a estar mejor. Salgo. Recibo al hombre. Hola, ¿qué tal? Me saluda, le ofrezco un cigarrillo. Lo acepta. Entramos. Lo conduzco a la oficina de Cheves. Durante el trayecto me pregunta por él. Precavidamente contesto con monosílabos acerca del negocio, la clientela, el calor, la lluvia, el futbol. David pide que sigamos sin él durante un rato. Mira a Shilospiu, alza las cejas y lo apunta con el índice de la mano derecha, mueve los labios: "abusado, cabrón". Ningún sonido sale de su boca. Shilospiu asiente con la cabeza.

¿Y ese quién es?, parecen preguntarme todos desde la barra. Renata, a la mesa diez; Damiana, a la mesa dos. No mames, nos vamos a perder el chisme. ¿Cómo está? Bien, ya no sangra. Damiana regresa primero con la comanda: un ron, dos vodkas, dos margaritas y una tabla de carnes. Ni pedo, me perderé el chisme. Bil entra. Demora unos minutos, al igual que Damiana, en preparar todo.

Bailar jalao le gusta más...

La mesa diez quiere una pizza grande y una tabla mediterránea, dos vodkas y dos tequilas. Salgo con los tragos. Regreso. Todos siguen mirándome. Es el güey de la Dirección de Permisos y Licencias. No chingues, ¿qué pasó con José Manuel? Renunció, le dieron el cargo de dirigente en el partido. ¿Y quién es este pendejo? Uno nuevo, parece. Vendrá a revisar algo, supongo. A ver, cuando me dijeron que abriríamos el bar me prometieron que iba a ser legal. Lo es. Pinche Damiana, bájale un poco a tu paranoia, ¿sí? ¿Entonces qué hace ese güey acá? No sé, está todo en regla, se han hecho las declaraciones, tenemos todos los papeles al día, no tenemos problemas con los supervisores ni con los vecinos. Lo mejor es esperar. Llegó más gente. ¿Quién atiende a ese grupo? Yo, pero que alguien me ayude. ¿Ya dejó de sangrar? Sí. A la primera gotita de sangre te retiras. Va.

Porque tiene gracia pa' moverse con sabor...

La puerta de la oficina de David se abrió de golpe. Le he dicho que no y haga el favor de retirarse inmediatamente. Yo sólo le digo que podemos llegar a un acuerdo. Ningún acuerdo, señor mío y mejor retírese porque no quiero comprometer su reputación como usted pretende hacerlo con la mía, la de este bar, la de mis socios y mucho menos le voy a permitir que quiera hacerlo con la de mis clientes. Está cometiendo un grave error. Mire, se lo dije allá adentro y se lo repito acá afuera Y a todas les gusta cómo las mueve el señor eso se llama extorsión. Revisó los documentos, los permisos, está todo en orden. Ese pago le evitará problemas en el futuro, a menos que me los dé usted y si me está amenazando dígamelo, como yo y aquí alzó la voz le diré a mis socios, a mis clientes, que usted vino con su charolita de funcionario público del gobierno municipal a pedirme dinero a cambio de evitarme problemas. Haga usted lo que quiera, por favor retírese. Esto se sabrá y vaya que se sabrá tengo amigos y yo también los tengo vamos a ver eso estoy esperando que tenga usted un buen día.

Cheves cerró la puerta de la oficina, al tipo le sonó el celular y contestó camino a la barra. Pidió un güisqui ¿el baño? y al regresar se veía un poco más compuesto. ¿Va a pagar en efectivo o con tarjeta? Pensé que era cortesía de la casa. No señor, esa fue la que le brindó el gerente. El tipo se dio vuelta y se largó ante la vista de todos los clientes. ¡Eso es todo, pinche Damiana! La mesa de las visitas comenzó a aplaudir, luego nosotros, luego todo el bar. David salió de la oficina. ¿Y ora, por qué chingados aplauden? Nada güey, sírvete.

Bueno, ya vieron lo que quería. ¿Vamos a tener pedos? No, tranquilos. Los papeles están en regla, aquí no se hace nada ilegal. Nada de qué preocuparse. ¿Y sus amigos? Yo también tengo, no va a pasar nada. Sonó su celular. ¿Sí? sí, acaba de venir. Ya lo despaché. "A L F R E D O", intentó decirme y luego hizo el ademán para que lo acompañara a fumar a la terraza. No, tranquilo: ese cabrón sólo quería dinero. Sí, entiendo. Sí, sí, recuerdo que me lo dijiste. No, nada de eso. Ok, tú tranquilo. No intervengas. Sí, los conozco. Sí, sí: mira, los conozco. Son amigos míos. De acuerdo. Cuídate. ¿Hoy? Grandes bandas. Sí, Bronco. Ok. Sí, quedan mesas. Dale. Te veo acá. Bye. ¿Has hablado con José Manuel? No, es un pendejo. Como Sergio. Cree que mis propios amigos van a venir a chingarme. ¿Quieres un cigarro? Lo acepto. Parece más tranquilo. ¿Vienen tus papás? Sí, ya sabes. Al viejo le encanta bailar. ¿Qué mesa les dejamos? Ninguna, sin trato preferencial: si llegan y encuentran una libre, perfecto. Como a todos. Como a todos.

Nunca es presumido, es un buen amigo y mete a los bailes botellas de vino. Ese bailador tiene corazón y es enamorado pero de a montón....

concepción, chile. 16 de junio de 2010

martes, junio 15, 2010

deivis&cheves 10

david chávez



Volvió a poner The Beatles. Serrano llegó acompañado de la chica que lava la loza. Bil fumaba en la terraza con Cheves. Damiana preparaba una segunda ronda y Renata llegó detrás de mí. Las burlas no se hicieron esperar. Uy, así juntitos, para que no se pierdan. Pendejo. ¿Te quedó la ropa de David? No mames. Había algo en los comentarios que hacía que me sonrojara. Todo era mentira y, sin embargo, tal vez hubiera querido que fuera verdad. Algo tenían los Beatles que apaciguaron todo. Bueno, casi todo. Es decir, lo apaciguaron de más. Renata rompió tres vasos -digamos que uno por hora-, a Bil se le quemaron dos platillos y yo serví en cinco mesas equivocadas.

Cheves le pidió a Shilospiu que mantuviera la lista de canciones de los Beatles pero con distintos artistas. Él le reprochó que era martes de no cover, no chingues: ¿cómo voy a poner versiones de los Bitles? Es tu pedo. ¿Tú eres el fan, no? Sí, pero nada, versiones versiones versiones. Nuncamente vuelvo a hacerlo. Nada, seguro tienes cuatro o cinco o seis versiones de Twist and shout. Hasta con mariachi. Pónlas. Va.

Es por la balacera. Todos andamos apendejados, como en shock. Damiana tenía razón. Hoy en la tarde me compré un bat de alumnio. No mames, ¿para qué? En la madrugada una camioneta se estacionó afuera de mi cochera. ¿Y? Caben perfectamente dos autos y el tuyo está en el taller. No importa. Quiero tener mi cochera libre, ¿entiendes? Está bien. Bil se acercó a la barra. ¿Te dijeron algo los de la mesa ocho? Nada. Menos mal. Encendió un cigarro. ¿Vodka? Por favor. ¿Y tu auto? Sigue en el taller. Así que salí a preguntar a los vecinos de quién era la camioneta y resultó ser que de nadie. Frente a mi casa viven tres morras. Las recuerdo. Ok. Les pregunté y dijeron que no sabían nada. Regresé y me puse a espiar desde el segundo piso. Al poco rato salió un tipejo de casa de las vecinas del frente. Bajé corriendo para reclamarle y decirle que en su pinche vida volviera a estacionarse afuera de mi cochera pero no lo alcancé.

Shilospiu había puesto Twist and shout con The Isley Broters. Me puse una playera, un pantalón y las sandalias. Fui en bicicleta al centro comercial y compré un bat de aluminio. Ese pendejo y cualquier otro que se ponga en mi cochera va a sentir la misma duda que yo cuando pregunté si alguien sabía de quién era la camioneta. Más si al regresar ve que tiene los vidrios rotos. Bil sonrió. Estás bien pinche paranoica, le dijo al tiempo que le ponía las manos en los hombros y Damiana cerraba los ojos, fruncía el entrecejo y apretaba los puños en tanto pisoteaba el suelo con coraje. Es que no mames, ¡se creen mucho esos hijos de su puta madre! Bil le dejó un beso encima de la frente, en el cabello. Ya pasó, no seas tontita. Cabrón. Toma tu pinche vodka. Bil movió el índice de la mano derecha por sobre su hombro para rechazarlo. Ese cabrón. Te aseguro que si no lo quisiera tanto sería el primer con quien probaría mi bat.


Sonrío. Giro la cabeza y me encuentro con la mirada de Renata. Sonríe.


concepción, chile. 15 de junio de 2010

lunes, junio 14, 2010

deivis&cheves 9

david chávez

a Arcelia Pérez Magaña


¿Y eso? Celso Piña. Suena bien. Cumbia. Se. Bueno, después de todo la lluvia no es tan mala. ¿Después de estar lloviendo durante tres días?, no chingues: seguro tienes mucha ropa que ponerte y poca por lavar. Renata me pinta un dedo. Le saco la lengua y le doy dos palmadas en el hombro a Bil, que va rumbo al baño. David entra corriendo. Pensamos que es para evitar mojarse. No mames, ¿no les pasó nada? No, güey, ¿de qué? Un cabrón echando plomo mientras se les escapaba a unos tiras. No, por acá nada. Escuchamos una serie de disparos. Deben serlo. Cheves lo dice. Nos tiramos al piso. Justo en ese momento se va la luz.

La luz de siete u ocho torretas nos iluminan intermitentemente. Luego uno, otro, cuatro cigarrillos se encienden antes de que cada uno de nosotros hable. A ese güey no lo agarran vivo. Serrano asintió. Renata me quita el cigarro para volver a hablar. La luz vuelve cinco minutos después. La calma en el bar se la llevaron esas patrullas. Estábamos ansiosos. Venía escuchando la noticia por el radio. Nunca pensé que irían a pasar por aquí, por eso les pregunté si. Ya. Déjalo así, Cheves. ¿Qué? Eso, deja que sea. No chingues. Primero el mundial, luego la lluvia, luego esta mierda de inseguridad; de verdad que no quiero verme como una paranoica o una evasiva, pero mejor deja las cosas así. Quiero seguir saliendo de acá con tranquilidad, pensando que cada cliente que viene paga con dinero limpio, que puedo caminar hasta la avenida y tomar un taxi, o que Serrano puede llevarnos a casa sin temor a que me den un plomazo.

Suena el acordeón al fondo.

De acuerdo. Parece que Damiana habla por todos. Cheves se va a su oficina. Serrano prepara una ronda para todos mientras Damiana, Bil y yo salimos a la terraza a fumar. Shilospiu toma un par de vodkas y va a la oficina de David. Renata nos trae los tragos. Sigue lloviendo. Bueno, entonces quedarían dos opciones. ¿Cuáles? Que vengas desnuda a trabajar o que saliendo vayamos a mi casa para que te pruebes algo de mi ropa. Todos reímos. Renata me abraza mientras dice eres un pendejo y me saca la cartera. Mejor me la compro. Damiana suspira. Bil y Serrano bailan los últimos 40 segundos de la canción. Yo sigo corriendo tras Renata, intentando quitarle la cartera y mi vista de sus nalgas. Me encanta cuando corre. Me encanta cuando ríe.

Llueve.

concepción, chile. 14 de junio de 2010

viernes, junio 11, 2010

deivis&cheves 8

david chávez

David y yo hablamos mientras apostamos si hoy habrá más hombres que mujeres en el bar. En la mañana se jugó el primer partido, México abrió el Mundial, así que Cheves dice que la mayoría de los que lo vieron andan desmañanados, sin ganas de salir, por eso vendrán más mujeres. Yo digo que será al contrario: uno enfiestado no regresa al trabajo, o regresa tan sólo para ponerse de acuerdo con el resto y al salir buscar dónde seguir la fiesta.

Bien, ahora dime ¿todo ese rollo para ligarse a Damiana y nada? No. Le aceptó un par de tragos, pero nada más. ¿Le dio su número de teléfono? Vaya, ¿celoso? Nada, sólo me preocupa. Si dejaras de estar cuidándola te preocuparías de otras cosas. ¿Cómo qué? Un tipo. Serrano me contó que llegó y se instaló en la barra. Parecía sobrio. Saludó y pidió un ron. Luego comenzó a platicarle a Serrano que venía de casa de unos amigos suyos. Había estado con ellos, sus compadres si no mal recuerdo, celebrando que habían comprado una yegua. Seríamos como cinco, seis, no más. Porque cuando uno invita a más gente no se puede, no señor, ya es mucho, luego uno no se coordina con los demás o no falta el que desentona, el que le rompe la armonía a todo y sin embargo con cuatro o cinco si usted quiere ya uno como que le agarra la onda a todo, ¿o no, mi amigo?

Oiga, es guapa su amiga. ¿Son novios? Disculpe si me ando metiendo en lo que no me importa pero ya ve, le digo, uno tiene que ubicarse bien, saber dónde está parado. Por ejemplo yo, digo no es por presumir, pero tengo esposa y una hija y ya voy de regreso pa' la casa pero vio que se puso a llover y me metí y mire que es un bar, así que un ron para seguir, se antoja ¿a poco no? Entonces yo, le digo, ya con lo que he vivido sé dóntoy parado, ya sé que mire: uno, por ejemplo como ahorita, a mí me da curiosidad preguntarle y pues, le pregunto, ¿verdad? de manera que usted no se ofenda, si la señorita acá presente es su novia, pero por pura curiosidad si le digo que yo soy casado y toda la cosa. Mire, le cuento esto porque no hay que ser grosero: si uno es grosero, si no se comporta pues a uno no lo reciben en ningún lado y mire, le digo, en casa de mis compadres a mi hijita, porque son sus padrinos, pues la quieren mucho y yo también quiero a sus hijos. Hoy, por ejemplo, fuimos a comprar la yegua porque mi comadre estaba dale que dale con que una yegua que para las carreras y cuando llegamos con mi compadre con el animal mi comadre saltó de contenta y de volada fue y mandó traer sidra y vino y cerveza y toda la cosa. Yo tomé ron porque es lo que me gusta, pero mi comadre quería una potranquilla, para las niñas, ¿usted me entiende? Cosa que la pudieran criar desde chica y que la monten, porque su suegro es cuidador de caballos.

Entonces llegaron otros amigos, le digo, y se armó el eh eh eh salucita por aquí, salucita por allá, y ahí estábamos todos contentos, los justos, le digo, pasándola bien, sin envidias, porque los hermanos de mi comadre, uhhh, si usted viera cómo son de egoístas. Mire, mi compadre trabaja, le va bien, tiene su casa bien, grande, pa que corran y jueguen los niños, su buen trabajo, su buen dinero y no es de los que lo anda presumiendo, al contrario: así como que invita, como que comparte su dinero, ¿no? y así debe ser. Digo, yo así sería. Entonces para evitar malas vibras le pusieron a la yegua, acá en la mano derecha, un trapo rojo, para el mal de ojo, ya ve usted que no está de más, ¿verdad? Entonces pues como mi comadre mandó traer los brindis pues nos quedamos a celebrar. Nada de envidias, le digo. Porque uno debe ser derecho, legal, transparente.

Mire incluso yo le digo que a mí mis compadres me quieren mucho y yo los quiero a ellos, así de simple. Y soy de las pocas personas a las que dejan entrar a su casa. Así de sencillo. ¿Por qué? Porque yo no soy de las personas que se andan con chingaderas, a mí la verdad me da gusto que a mis compadres les vaya bien, que estén contentos y sus hijos también porque así es uno, uno le desea lo mejor a los demás para que a uno también le vaya bien, ¿a poco no? Por eso estábamos unos cuantos, como cuatro o cinco, los precisos. Y entonces por eso mi comadre mandó traer el bebestible, algo con qué brindar y festejar. Porque si uno invita gente de más, uh, mire, le cuento así rápido que una vez mi compadre invitó a un fulano y otras personas y como un par de horas después, uh, ¿lo va a creer que llegó mi comadre y así en confianza me dijo: compadre, fíjese que el tipo aquel me dijo que yo, que muy guapa, que estoy que lo otro y yo no sé si decirme a Juan? Pues mire, déjeme hablar con el tipo y ya si no se pone quieto entonces sí coméntele a mi compadre.

¿Se imagina? No, uno no puede andar haciendo eso, oiga: lo invitan a uno a compartir, a una casa decente, con gente decente, gente de bien, y uno lo menos que puede hacer es respetar, ¿a poco no? Mire más tardé en decirle eso a mi comadre que mi compadre en romperle el hocico al fulano ese. Tenía pa' matarlo a golpes pero hasta ahí la dejó. Obvio que tuvo la delicadeza de pedir un taxi y ora sí que literalmente mandarlo al hospital. ¿Ve? Por eso uno debe saber comportarse, uno ya no es chico, ya tiene sus años corridos, ya es responsable.

Yo ahorita, a ver, sírvame otro ron pa' ya irme. Yo ahorita termino este ron, gracias, termino este ron y me voy pa' la casa. Yo soy chofer de camiones, ¿sabe? Y aparte que mi esposa es tan guapa ella, ¿cómo la voy a andar dejando solita? No, yo me termino esta y me voy pa' la casa. Mire, le confieso: hace rato, cuando la comadre fue por los tragos, mi compadre sacó un par de churritos de mota. Nos fumamos uno, eso sí, todo con medida. Pero uno sabe, uno sabe hasta cuándo y en dónde hacerlo, ¿o no, mi amigo? Entonces, entre nosotros, por ejemplo, no es que nos corramos, pero sí a tal hora, si sabemos que el otro tiene que trabajar comenzamos a hacerle bromas hasta que nos ponemos serios y paramos toda la cosa. Sí, total, uno va, trabaja, ya tendrá tiempo de seguir la fiesta. Así que hoy fue así: una cosa tranquila, para platicar, para celebrar lo de la yegua. ¿Me puede decir dónde queda el baño?

¿Y? Se fue. ¿Cómo? Sí. Damiana prefirió retirarse de la barra y atender antes que el tipo siguiera preguntando si ella y Serrano son novios. ¡Qué cabrón el tipo! No te rías. Pero es buenísima la historia. Ni tanto. Bueno, esa escena. Bueno, no todos los días llega alguien a contarte sobre sus compadres. No, por eso lo digo. Igual no la escribiría. Allá tú. Ahí no terminó la cosa. ¿Ah, no? No. ¿Qué pasó después? Como el tipo no regresaba Serrano fue a buscarlo. Nada, se había ido. Como preguntara por el baño fue a buscarlo allá y ¿qué crees que encontró? No sé. 75 pesos. Ah, cabrón, ¿y eso? El costo de los dos rones que pidió el tipo. No mames. En serio. No, no mames, eso sí no te lo creo. Pregúntale a Serrano. No mames, no es cierto. Te lo juro. Cosas así pasan, aunque te rías. No mames, me cago del susto: si eso pasa en este bar... Ja, y afuera de él pasan cosas peores. Dame un cigarro. Tú los tienes. No mames, 75 pesos. Ni un centavo más ni un centavo menos, y nadie tocó ese dinero. No mames, voy a estar en mi oficina. Acaban de llegar cinco hombres más. La apuesta está hecha, en un par de horas veremos. 75 pesos, no mames.

concepción, chile. 11 de junio de 2010

jueves, junio 10, 2010

deivis&cheves 7

david chávez


A eso de las siete de la tarde comenzó a llover. Primero fue una agüita mojapendejos que luego se convirtió en sereno. Cinco minutos después, como si hubiera dado chance de ponerse a resguardo, el cielo dejó caer de madrazo un santo tormentón que ni en el día de San Juan se hubiera visto. Doble chinga para todos nosotros: el deivis&cheves se retaca, todo mundo corre a lugar seco. Y peor hoy: jueves de conciertos. Shilospiu recuperó el vinilo de Deep Purple con la Orquesta Sinfónica de Londres y, ps, ya sabrán: todo el mundo vuelto loco, conversando, pidiendo ron, pidiendo cerveza, pidiendo algo calientito para botanear no mames Ian Gillan está bien pinche pelón, jajajean, entonces, si tú consigues al inversionista me cae de a madres que busco la forma de que entres a la licitación, pero yo le dije que si quería algo conmigo me lo dijera de frente, aunque Antonia nunca le dijo que sí siguieron saliendo y antier se casaron al civil, David está listo el plato para la mesa quince, disculpe señorita tendrá encendedor, oiga no le han dicho que tiene los ojos apúrate güey, urge la cuenta de la mesa ocho.


A veces alguien de acá, Renata, Cheves, le ha dicho a Shilospiu que es muy pinchemente conservador. Él siempre dicen “nuncamente”. Igual varía un poco, pero sigue siendo conservador. Tal vez a los clientes que vienen les guste, no sé, el caso es que varía, la clientela varía pero se mantiene. Arriba de 35 personas todos los días, desde que abre hasta que cierra. Cabrón, invitas a tus compas, así qué pinche chiste. No, cómo crees, nunca nunca nuncamente Cheves lo ha aceptado. Todos, todas las los que vienen lo conocen de una u otra parte. Amigos, amigas nuestras, es decir, de los socioempleados, viene de vez en cuando. Hay un par de mesas disponibles, reservadas, pero nunca se llenan.

Oye, ¿y el presidente municipal está enterado? Mira, el cabrón quiere que la licitación la gane su compadre, pero ni madres. El cabildo debe ver todas las propuestas. Yo te comento porque eres de ley y no te andas con mamadas. Al final quiero dormir pinche tranquilo. Imagínate si esas casas se desploman, quedan mal, se les cuela el agua, se cuartean. Ni madre, sobre mi conciencia nada. Está bien, pásame las fechas y ahí hablo con los socios de la constructora. Oiga, ¿dónde quedan los baños? Grandes y cafés, muy bonitos, y aparte tiene la nariz la cuenta de la ocho, carajo, ahí te va, dos rones Don Q, dos tequilas y una tabla italiana, después pon algo de Creedence, voy a buscar si tengo algo sinfónico, no mames por poco pones al TRI, güey, Renata acá están las dos ensaladas mediterráneas y la pizza, gracias Bil te encargo también dos hamburguesas de camarón sin jalapeño y tres órdenes de papas fritas urgen porque son para las amigas de Cheves, tienes que agitar más para que quede mejor si no el tequila no amarra, pinche Serrano, eso hago, más fuerte, carajo pinche mandón.

Señorita no hay papel, ah ok ahorita llevo David revisa los baño, no mames revísalos tú ¿o no tienes manitas? Cabrón, voy yo. Qué chinga con el examen, no mames no estudié nada, ¿pagaste el semestre? Ja, ¿de dónde crees que voy a sacar para pagar las chelas? Entonces, ¿es la de la barra? Sí, está guapa la morra. Ots. ¿Y qué onda, ya se las cantaste? Ne, creo que el vato al que le ayuda es su novio. Pregúntale, igual en una de esas. Pinche barecito te armaste, güey. Na, no es nada. ¿Y la gente? Son socios pero cada quien atiende una parte del bar. Y tú, ¿de güevonazo, rascándote la panza? Nada deso: me encargo de lo que hace falta, compro las cosas para la cocina en la mañana, escobas, trapos, vasos, botellas, básicamente surtir cocina y bar. Bien bien. ¿Él es el famoso Shilospiu? Se. Ven, te lo presento. Shilospiu, unos compas: Bristy, Volpi y Carlos, él es el Shilospiu. Un gustazo mi hermano, ‘ta perra la música, qué ondas qué hay, cámara, pásenle a lo barrido, vénganse, acá están las mesas pa’ las visitas. ¿Entonces qué onda, qué plan hay para mañana que inicia el mundial? Pues podríamos verlo acá. Ni madre: cero fubtol en este bar. ¿Y eso? ¡No chingues, papá! Tenemos la semana ocupada, hay más bares que lo van a transmitir. Yo creo que habrá que discutir esto con unas chelas, ¿qué te parece? Va mi Carlitros, yo las traigo. Pinche Cheves, ¡cómo has cambiado mi rey!

concepción, chile. 10 de junio de 2010

miércoles, junio 09, 2010

deivis&cheves 6

david chávez


Creemos que Damiana y Serrano andan queriendo entre ellos, pero a nadie le consta. Llegaron juntos, digamos, al 2x1. Hacen un buen equipo cuando están en la barra. Bromean con Shilospiu, los tres la pasan bien. A ratos Damiana se bajonea, como que se abstrae, se pierde, se desconecta. Ella es mayor que Serrano. Días después que llegó Damiana apareció Serrano.

Cheves la había conocido en Chetumal, haciendo lo mismo: barwoman y camarera. De vez en cuando cantaba una que otra rolita. La familia de Damiana tenía algún tipo de empresa, así que ella trabajaba por gusto. Se hicieron amigos. Nunca se cogieron. En lugar de eso David la esperaba y se iban a la playa. Mezcal, cerveza y ron. En ese orden. Pasaban botellas y botellas, horas y horas platicando, nadando en el mar, hasta amanecerse. Luego ella se fue. Había juntado tanto como para pagarse una carrera. Después fue Cheves quien viajó. Se encontraron por casualidad en Berlín, en una pequeña plazoleta. Siete cafés después quedaron de verse al día siguiente.

Pasaron tres años hasta que volvieron a toparse en un bar ubicado en el segundo piso de un edificio, frente al mercado El Parián. Ella vivía por ahí. Es posible que ahí haya nacido la idea del bar. De este bar.

Ella se ofreció como barwoman, ¿te conté? Creo que sí. Llegó con algo de dinero para asociarse. Tenía rato de no verla, así que acepté. No sé cómo hace pero es capaz de hacer que una botella dure más de lo que uno espera. Las adultera. No. Nada. Es como si el alcohol se multiplicara. ¿Tipo Yizuscraist? Algo así. Na, tú la ves con ojos de amor. La veo como la hermanita que no tuve. ¿Y nunca nada de nada? No. Reconozco que es atractiva, guapa, está sabrosa, pero no. Algo tiene que no se me antoja. Te estarás haciendo puto. Pendejo. Encendemos otro par de cigarrillos mientras la vemos trabajar. Imita los gritos de Yoko Ono en Whole Lotta Yoko, de The Dirty Mac. Serrano hace como si tocara una batería: cada vaso un tambor, cada popote una baqueta.

En cierta forma parecen hermanos: la misma nariz afilada y terminada en bolita, los ojos medianos, almendrados, el cuello delgado, cara bonita... ¿los dos? Sí, güey, fíjate bien. Pinche Cheves, ¿no me digas que te gusta Serrano? Pendejo, lo decía por Damiana, teta estándar, nalguiparada, cinturiforme. ¿Serrano? Cheves intenta darme un zape. Esquivo el manotazo. Reímos. ¿El dinero estaba limpio? Sí, cada centavo. ¿Es verdadero? Tanto como el otro cigarrillo que estás por darme. ¿Llegaste bien anoche? Sí. ¿Qué pasó? Lo de siempre: vi sus fotografías en facebook y me acordé de ella. Lo supuse. ¿Tú y quién más? Shilospiu, Renata. Bah, casi todo el bar. Ya sácatela. En eso estoy. Hay una especie de vocecita que me dice que no toque nada. El resto de mí sigue adelante. Renata deja dos vasos de vodka a la pasada. Gracias, mensa, agradece Cheves. ¿Y Renata? ¿Bueno tú piensas que me quiero coger a toda la gente de este bar? Bueno, coger coger no pero. No chingues. ¿Y tú? Tampoco te quedas atrás. Diría que estamos iguales. Entonces no jodas, tocayo. ¿Cómo crees, Cheves? Salud entonces.

Brindamos. Antes de irme -Shilospiu me hace señas para que vaya donde él- le digo: Bueno, no me vas a decir que es fea. Cheves me pinta un dedo. Entra a su oficina.


concepción, chile. 9 de junio de 2010.

martes, junio 08, 2010

deivis&cheves 5

david chávez


Ayer hubo mucha gente en el bar. El deivis&cheves se caracteriza por eso: ahí siguen la parranda todos los que la empezaron el viernes. Cuando todos cierran nosotros abrimos. El tumbao y ritmo con que Mike Laure se posesionó del cuerpo de Shilospiu nos dio un respiro y la clientela comenzó a ordenar platos, botanita y tragos más elaborados media hora después de que llegara Bil, todo al ritmo de la cumbia. Shilospiu la estaba pasando bien, tanto como para permitirse bailar unos pasos con Damiana mientras yo hablaba con David. No mames, ¿estás viendo lo mismo que yo? Sí. Ambos, Cheves y yo, caminamos hasta la barra y pedimo un par de vodkas. No chingues: Shilospiu nunca baila. Al menos eso cuenta la leyenda urbana. Un día me dijo: prefiero la barra, cuando le pregunté si lo hacía por alguna razón.
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Nada más le gusta hacerse del rogar. Esa era la teoría de Renata. Cheves bebió de un trago todo el vaso. Yo intentaba disfrutar. La gente seguía llegando. Fueron acaso 8 compases los que bailaron y luego regresó a su puesto, antes de que la canción terminara. De vuelta a su oficina David le pidió algo ligero para cerrar la noche. Hoy lúcete con las cumbias. Que la gente se pare, baile, sude, beba. Y pásatela bien. Haz que me la pase bien. ¿Entonces quieres terapia? Sorpréndeme. Voy a dejar la puerta de la oficina abierta.
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Tardó poco en salir de nuevo. Cheves bailó con Serrano cuando este estaba por entrar vodka en mano a su oficina, camino al baño bailó conmigo, entró a la cocina y bailó con la chica nueva que lava la loza, luego Damiana fue por él a su oficina y bailaron no te metas con mi cucu le cantaba yo sé que tienes tu mujer así que deja mi cucu coreaba todo el bar. Terminó fumando, cagado de risa, en la terraza, mientras fumaba. Cierran bien, dijo, y cuando estaba por subir al auto Shilospiu soltó Kumbala. Obviamente regresó. Mientras él y Renata bailaban pidió su botella. Se fue antes de terminársela.
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Hoy llegó primero que todos. Primero incluso que Shilospiu. Abrió y puso música. Ayer me dijo que estaba un poco melancólico. ¿Te ha pasado que a veces pasa algo, cierto detalle, en la fila del banco, esperando un taxi, y sigues con tu día y al final, cuando tienes un momento, ese detalle brota y sientes como si lo hubieras soñado? No, le respondí. Culero. En serio: no, pero cuenta. Hoy en la mañana dejé el auto en casa y me fui caminando. No estoy tan acostumbrado, así que en cuanto pasó el camión subí. Tanto hace que no uso el transporte público que cuando le pregunté al chofer cuánto era todos los pasajeros me vieron como hubiera preguntado si ahí era el baño. Minutos después el camión quedó casi vacío. Subió un hombre ya avejentado, tendría sus 70 años casi, barbado, con lentes oscuros y tres cajas de chocolates que vendía a los pasajeros. Dos de los casi seis pasajeros le compraron.
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Luego se sentó. Se puso a conversar un poco con el chofer, como decirte qué bonito está el día ojalá no llueva, y preguntó más o menos dónde estábamos. A la entrada de Candelaria, le dijo el chofer. Déjeme aquí en la esquina. Bajó. Sólo entonces todos los pasajeros, el conductor, nos dimos cuenta de que el hombre era ciego. Sólo cuando sostenía las cajas bajo el brazo izquierdo e iba sondeando con su palo el piso, cuando golpeó el semáforo y la valla precautoria que está antes del paso peatonal, sólo entonces supimos que estaba ciego. ¿Y? No mames, que esa imagen, las caras del conductor, de los pasajeros, incrédulos todos, me brotó de pronto hace rato. No sabía si lo había leído, si lo había visto en alguna película o si lo había soñado. ¿Y? Bueno, te lo cuento por si te sirve. Tal vez podrías escribir algo sobre eso, ¿o no? Ay David, ¡no mames! ¿Qué, güey? Tú que quieres ser escritor, ¿o no? Sí, pero, no chingues, dale vueltas a la historia, ya se te ocurrirá algo. Sí, que cada día la gente está más pinche ciega como para no darse cuenta de quién es ciego y quién no. En fin.
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Salimos. Hoy, insisto, llegó temprano. Puso música. Revisó todo. Shilospiu dice que cuando él llegó David estaba cantando Look at your game, girl, de Charles Manson. ¿La original? Se. Vergas. Igual volvió a acordarse de ella, dijo Renata. Ya veremos. Una ronda por Manson. Va. Salud, caballeros. Al unísono, todos le buscamos el fondo al vaso. El ruido de los hielos en el vaso vacío nos hermanó en la duda sobre el motivo de esa canción. Pónla de nuevo, Shilospiu, grita desde la oficina. Yo bailo con Renata. El bar está medio lleno.



concepción, chile. 8 de junio de 2010.

lunes, junio 07, 2010

deivis&cheves 4

david chávez


Cada lunes es una copia del primer lunes que vivimos todos en el deivis&cheves. Salvo por la rotación de quién abre los lunes -todos tenemos una llave- es la misma dinámica: abrir las ventanas, regar el pasto, revisar los baños, colocar papel higiénico, revisar la despensa que no falte aceite, revisar el bar que no haya vasos sucios, revisar la cocina que no haya loza sucia.
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A veces Shilospiu trae su camioneta. Es el primero o segundo en llegar pero nuncamente abre. Siempre espera a que llegue alguien para que lo haga. ¿Y tú, cabrón, qué pedo con tu llave? Acá. ¿Y por qué no abres? Testaba esperando. Mamón. Entra. Renata siempre trata a Shilospiu como si fuera su hermano menor, aunque él sea mayor que ella. Pareciera ser su tío. Casi le dobla la edad. ¿Y hoy, qué música toca? Lunes de güeva. Cierto. Algo me decía que hoy es de esos días. ¿Quién cerró el viernes? Me parece que David. ¿David? Sí: Cheves. Oka.
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Hola. ¿Tiene rato que llegaron?, le pregunto a Renata mientras reviso mi celular. Poco. Este güey llegó primero. Y de seguro no abrió. No. Ja. Pinche risa. ¿Qué? Tú sabes que Shilospiu nunca abre. Mejor para él que no estaba lloviendo. Está nublado, al rato se despeja. Tampoco abriría si lloviera, le responde. Esa paranoia tuya. No es eso: yo pienso mal para acertar. Oqueioqueiquei: pongamos que no llueve... ¿qué tal que te estés cagando? Nuncamente. ¿Qué, tú no cagas? Sí, pero lo hago en casa, antes de salir para acá. Pf, ¡puerquete!
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Sonrío. Al menos Renata está de buen humor. Shilospiu enciende las bocinas y revisa el equipo de sonido. Se pone sus audífonos y revisa la lista de canciones que ya ha puesto, elige las que han quedado pendientes. Saca el baúl de los vinilos: sabrosura, dice una etiqueta que le ha graffiteado. Cheves llega sin saludar. Los tres nos miramos con cara de ¿y a este güey qué le pasa? Shilospiu enciende un cigarrillo y se encoge de hombros. Se quita los audífonos. Pónme una, le dice a Renata. ¿Lo de siempre? Ofcorsmaiderjors.
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Ojalá que venga Bil. El viernes la cocina fue un verdadero desmadre. Damiana ha llegado. Pinche Shilospiu, te va a dar cirrosis. ¿Tan temprano y ya con tu vodka? Él se encoge de hombros mientras Damiana le da el vaso con el trago y fuma del cigarrillo encendido, el único en todo el bar. Tocayo. Voy. Todos nos miramos. Damiana me mira inquisidora. Ni puta idea, le digo al pasar. Antes de entrar a la oficina suena el celular de Renata. Va, no hay bronca. Acá te esperamos. Me detengo, saco un cigarrillo y la miro. Sus labios articulan lo que me parece será un beso en el aire. "B I L ". Shilospiu suelta Tiburón de ¡Mike Laure isindajaaaaus!, grita Serrano al cruzar por la puerta de entrada. Tropieza. Escucho sus risas antes de escuchar a David pedirme un cigarro.
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concepción, chile. 7 de junio de 2010

viernes, junio 04, 2010

davis&cheves 3

david chávez




Hoy la cocina es un desastre. Anoche Bil me dijo que no podría venir: había muerto su suegra. David le dio el día libre y un par de chocolates para su hija. Bil en realidad se llama Joaquín Bilardo. Jamás se separa de su cigarrillo. Hay quien dice que en su casa su hija pequeña le dice Joaco, los más Dardo o Bilo. Su esposa le dice Boogie, como el personaje de Fontanarrosa. Sólo David y yo le decimos Bil. El día que llegó a deivis&chelas pidió hablar con el dueño. En la paranoia y no fuera a ser la de pinches malas -pinches balaceras- enviamos a un mesero que recién se estrenaba con nosotros a preguntar qué chingados quería. Dice que el guacamole es un asco. Pásalo a la cocina. ¿Sabes prepararlo? Al menos lo dejo mejor que el que ofrecen. Dale. Nos miró. Es ese de allá, le dije mirando el frigorífico. Lo demás está en el lavaplatos. Vamos a la terraza. Te esperamos. Me quedé fijo en mi lugar, él en el suyo. Nos entendimos a la primera: quería un cigarro.
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¿Crees que pueda? No está mal. El guacamole no es nada. ¿Qué más sabrá hacer? Ambos lo mirábamos por la ventana que conecta. Traía un pequeño trapo colgando del cinturón, para limpiarse las manos. Picó velozmente la cebolla, partió limones y les espulgó las semillas. Exprimió el jugo directamente sobre el puré verde. Luego hizo cubos microscópicos de chile serrano y los agregó al plato. El cigarro iba a la mitad: la ceniza se asomaba, curiosa. Parecía que iba a caer en cualquier momento sobre el guacamole. Revolvió todo y nos buscó con la vista mientras le ponía sal. Sonrío al vernos. Está listo. Tráelo para acá. David le pidió al meserito que acercara totopos. No está mal. ¿Y los? ¿Huesos del aguacate? Son para que no se oxide tan rápido. ¿Y el jitomate? A menos que quiera hacerlo rendir para más personas. En mi casa no lo preparan así. ¿Y cuál es tu nombre?
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Bil, dígame Bil. ¿Como Bill Clinton? No. Bilardo, me llamo Joaquín Bilardo. David le dijo cuánto le pagaba al cocinero que teníamos y Bil comentó que por tres Sor Juanas más le podía preparar guacamole para toda la noche. El horario es de 6 a 6, la cocina abre a las 8pm. Me agrada. Bienvenido al deivis&chelas. Sonrió. Antes de irse David nos dejó un par de cigarrillos más. ¿Dónde aprendiste a cocinar? Viendo, viendo y leyendo. Echando a perder. Cocinar es como la química, ¿sabes? Un poco de esto, un poco de aquello y listo. ¿Nunca fuiste a una escuela? Estudié leyes. Egresé, ejercí un rato: bufetes, defensoría, trámites. Ahí conocí a mi esposa. Nos casamos, tenemos una hija. Dice que me parezco a Boogie el aceitoso, por el cigarrillo. ¿De Fontanarrosa? Sí, ese. Me gusta. A mí también. Ella es profesora, ¿sabes? Así que no ha habido problema con la niña. La cosa es el dinero, el pinche dinero. Supuse que los abogados ganan bien. Ja.
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Te mintieron. Para eso necesitas clientes, para los clientes necesitas experiencia, para la experiencia trabajar y para trabajar está muy cabrón. Está todo copado. Si no conoces a alguien que te meta al negocio es casi imposible. Pero tú entraste... Sí, pero lo dejé. No quiero que mi hija crezca sin padre, o que tenga uno que le mienta. Románticamente, creo que esta mierda de país se puede cambiar. Al menos quiero que mi hija sepa que lo intenté. Por eso estoy fuera. Prefiero dormir con la conciencia tranquila o morir en un tiroteo por una bala perdida que desmembrado, decapitado o secuestrado a cambio de algunos miles de pesos. Mi esposa también cocina, ¿sabes? Buenísima para la repostería. De vez en cuando nos pasamos días metidos en la cocina. A mí me relaja. ¿Y cómo haces para? ¿El cigarro? No es nuevo. Otro día te contaré.
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Bil se sentó ayer a mi lado. La salsa para las chuletas me la acabo de inventar, me dijo en secreto antes de sentarse a la mesa con todos nosotros. Él, David y yo teníamos encendidos los cigarrillos. Le da otro gusto a la comida. A media cena sonó su celular. Bil nunca deja que su cigarro se consuma hasta el final sin antes darle una jaladita y sacar el humo para después apagarlo. Así fue. Cuando terminamos de cenar me dio la noticia. Pidió el día. David se lo dio. Todo el deivis&chelas ha entrado a la cocina a preparar el plato que los clientes pidan. Ahora es mi turno.



concepción, chile. 4 de junio de 2010.

jueves, junio 03, 2010

Enrachar definición

david chávez


Enrachar.- dícese de aquellos cuerpos en los que aparecen pequeños bultos -de modestos éxitos o desgracias en seguidilla- parecidos a las habas.

~ a alguien.

1. loc. verb. coloq. Ec. atraer (‖ ganar/perder).

2. loc. verb. influir en el éxito/la derrota obtenido(a).

3. loc. verb. coloq. Ur. Hacerse notar, causar sensación por su suerte tanto buena como mala.

deivis&cheves 2

david chávez




Anoche David debió haberse fumado cerca de 80 cigarrillos. Quizá yo fumé la mitad. Nunca fumamos tanto. Nadie. Renata hizo la lista: Eso duele (Intocable), Pena tras pena (El recodo), Acábame de matar (El recodo), La rama del mezquite (Ramón Ayala), Se me olvidó otra vez (Juan Gabriel), Paloma negra (Lola Beltrán), Cuando el destino (José Alfredo Jiménez), La mentira (Álvaro Carrillo), con esas pampezar. Puras matonas, namams Renata. Tú ponlas, dijo, y siguió atendiendo.
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Hablé con cocina y pedí que se guardaran alguna receta sencilla, algún plato para todos: nos quedamos a cenar. Bien, dijo Bil. Serrano estaba en la barra, ayudando a Damiana. Hoy cenamos acá, les dije. Sonrieron.

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Algo debía preocuparle a David. Dos horas después salió de su oficina. Algo le dijo al oído a Shilospiu. Sonaba Triste recuerdo, de Antonio Aguilar. Ambos rieron un poco. Le palmeó la espalda y volvió a la oficina. No salió hasta media hora antes de cerrar el bar.
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Shilospiu puso Tatuajes, de Joan Sebastian. Serrano y yo molestábamos a Renata con su lista de canciones cada que nos cruzábamos al llevar un pedido. Exquisito gusto, güey, te luciste. Shilospiu trae las domingueras, con esa te voy a llevar serenata, namams no sale, capaz que sí, ¿saldrías, Renata? Contigo ni a tirar la basura. No me niegues, te lo dije, si hasta le cambió el caminadito. Rozó levemente con el codo la espalda de Serrano para que perdiera el equilibrio y si no hubiera sido porque lo sujetó instantes después por la cintura varios envases de vidrio hubieran provocado una burla general del personal, la sorna e inquietud de dostres clientes y el azoro de Serrano. Bájenle de güevos, ¿ok?, le susurró al oído Renata mientras él enrojecía.
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¿Ya ves, güey? Sh, calla. Renata estaba mejor. De alguna forma el incidente con Serrano había servido de algo. Eso y la andanada de canciones que siguió hasta que el último cliente se hubo ido: Déjenme si estoy llorando (Los Ángeles Negros), El preso #9 (Nelson Ned), Ingrata (Café Tacvba), Tengo el alma enamorada (Chalino Sánchez), Flor de capomo (Cadetes de Linares), Desde que te perdí (Kevin Johansen) sonaron después, mientras cenábamos y terminamos de limpiar el lugar.
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David, de hecho, todos, estuvimos animados. Shilospiu nos puso varias canciones de La Cuca. Cerró con El son del dolor mientras fumábamos el último cigarro del dianoche. Me siento mejor, le dijo a David. Tocayo: pásate la botella de mezcal. ¡Ou, la había olvidado por completo! Nada de eso: bebe. Trae pacá. Bebió. Bebimos. Renata vació el cuartito de botella que quedaba. Apaga y vámonos, entonces.




concepción, chile. 3 de junio de 2010

miércoles, junio 02, 2010

deivis&cheves 1

david chávez


Mientras el bar se queda relativamente vacío (ya rato el calor insoportable se había marchado en compañía de un par de clientes) Renata sale a fumarse un cigarro. La hora del break, le comento mientras enciendo el mío. Sonríe y con el humo se va la sonrisa. Sorbe un moco y carraspea. Suspira. La miro. Me mira. ¿Qué me ves, güey: nunca has visto a alguien llorar? Sonrío. Miro el espejo que cuelga detrás de Renata y que muestra el nudo del pañuelo con el que cubre su cabello para evitar responderle. Sí, he visto a muchas mujeres llorar. ¿Y entonces, qué tiene de entretenido verme? Nada. Tienes la nariz roja. Sorbe y de un jalón arrastra el moquerío que escupe hacia el pasto que circunda el lugar. Pinche puerca. Exhalo el humo. Pendejo, ni que nunca hubieras hecho lo mismo. ¿Estás bien? Otro cabrón. ¿Qué, yo qué hice? Renata me acaba de decir que no hay nada que ver. David, el gerente, enciende un cigarrillo mientras ella sorbe de nuevo. Pinche puerca, escupe eso. Se te está escurriendo el cerebro, no mames. Renata ríe. Yo sonrío. David le acomoda el mechón que cae sobre su cara. ¿Fue otra vez ese cabrón? No, son otros pedos. ¿Segura? Ella asiente mientras limpia sus ojos enrojecidos, se acomoda el mandil y el cinturón y arroja el cigarrillo cerca del final al pasto. Tengo dos meses sin verlo.

Silenciosonriente.

Pásale una lista a Shilospiu. Es miércoles alterno de grandes bandas, pon algunas llegadoras. Termínate esa botella de mezcal y diles a todos que se queden al final. Avísale a Serrano, para que no los esté esperando afuera. Hoy cenan acá. Tocayo, organízate eso con cocina, porfa. Asiento. Renata entra. David y yo seguimos fumando. A veces, me dice, no terminas de darte cuenta de dónde vienen los chingadazos. "Hay golpes en la vida, yo no sé...", dice. Si alguien escribiera sobre nosotros me gustaría que anotara lo que estoy pensando. ¿Y qué es?, pregunto. Una frase. Una frase sobre internet. Hace rato estaba bajando Third, de Portishead. Oyendo ese disco la conociste, ¿no? Sí. Estaba conectado en Facebook y una ex censuró algunos comentarios. Digo, es mi amiga y todo pero como que me molesta estar y que ella no esté, ¿me entiendes? Algo. La borré del Facebook. Algo natural. Puede ser. Luego subí unas fotos donde aparece, obviamente no la etiqueté. ¿Venganza? No, la verdad es que quiero hacer espacio en el disco duro. La quiero mucho pero ni ella me ha pedido esas fotos ni yo las frecuento para verlas. Subirlas fue como tener un respaldo. Eso pienso. Entonces mientras pendejeaba, mientras veía los comentarios pensé qué tanto dependo de esa página. La red, la web, esas madres. A veces uno se la pasa yendo de blog en blog, de página en página, de twit en twit, de mensaje en mensaje como si buscara alguien con quien conversar. ¿Y la gente real?, alcanzo a preguntar mientras exhalo el humo del cigarrillo que se acaba rápidamente. Es gente real, güey, pero conectada, virtualizando la relación. No pueden estar aquí, ahora, pero lo estarán al rato, cuando salgan del trabajo, cuando vengan al bar, cuando hablemos, brindemos.

Exhaló el humo, tiró el cigarrillo y lo apagó pisándolo. Vamos adentro, me dijo. Luego vienes y le das una barrida a eso y apuntó con el índice a la colilla. Eres un culero. Soy el dueñogerente, dijo, y sonrió como yo sonreí después de mentarle su madre cuasilenciosamente.


concepción, chile. 2 de junio de 2010

deivis&chelas

david chávez

Cuando llegamos al bar Renata ya tenía a todo lo que daba el estéreo esta rolita. Alguien le bajó un poco al volumen pero cuando vio cómo todos lo miraron regresó el nivel a donde estaba antes. Encontré una botella y... media botella de mezcal vacías. Pinche Renata.
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Es que nunca en la vida has sentido una flecha en el pecho clavada que la sientas que te está matando poquito a poquito sin verla sangrar No te vayas mi amor te lo ruego que te quiero bien lo sabe Dios si tus besos es que son ajenos...

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A pesar de que el gerente le dio el día ha estado aguantando vara. A ratos sale de la cocina llorando con uno o dos platos de botanita. Estoy bien, estoy bien, dice cuando le pregunto qué pedo, por qué lloras, te sientes bien, sí, dice y se limpia los ojos grandes y sigue caminando...
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"que venga la muerte y nos lleve a los dos", la escucho cantar.



concepción, chile. a 2 de junio de 2010