lunes, febrero 27, 2006

Villoro: autor ornitorrinco de Safari Accidental

David Chávez

“Para mi la crónica es el ornitorrinco de la literatura”, dijo Juan Villoro, quien compara así a este género con la definición que hace Alfonso Reyes sobre el ensayo. La cara de sorpresa de quienes asistieron a la presentación de Safari Accidental, el más reciente libro de crónicas del autor nacido en el Distrito Federal, se borró poco a poco tras escuchar el postulado y la explicación de Villoro sobre él.

Antes de que Juan dejara caer como balde de agua fría el comentario, tres de sus lectores compartieron con los asistentes su visión de otro compendio más de ornitorrincos: Martha Gutiérrez, del taller literario Casa Malagua; Lucila Santana, catedrática de la Facultad de Letras de la Universidad de Colima, y Alberto Llanes, egresado de ese plantel y uno de los participantes del Encuentro de Narradores Jóvenes, celebrado en Manzanillo del 21 al 23 de febrero de 2006.

Los tres invitados a presentar el libro de crónicas coincidieron en que este híbrido de la literatura encontró en Villoro la renovación: el autor de La casa pierde explicó cómo plasmó en sus textos vivencias cercanas a él, como el testimonio sobre la frontera más cruzada del mundo, Tijuana, en Welcome to Tijuana, el rock de sus majestades los Rolling Stones, el chile mexicano, la masacre estudiantil de 1968 y las casi-fallidas Olimpiadas en México y el EZLN -por citar algunas- para dejar constancia de lo que lo había marcado emotivamente. “La literatura buscar dejar constancia de lo vivido”, aseguró.

Durante la presentación de Safari Accidental Martha Gutiérrez advirtió a los posibles lectores: “Una amiga mía me dijo que Juan estaba guapo, que no me fuera a enamorar de él, que no me pasara lo mismo que a ella… Pues sí: estoy enamorada de Juan, pero de su obra”, y los asistentes rieron en el Salón de Cabildo de la Presidencia municipal de Manzanillo.

Alberto Llanes intentó exponer a los lectores los temas con los cuales Villoro se topa en su Safari: Alto volumen, con crónicas rockeras; Álbum familiar, donde se encuentran las historias sobre su padre; Lejos del escritorio, de los viajes que ha hecho; Fetiches, donde señala las distintas maneras que tiene el mexicano de lastimarse, Libro negro, sobre el movimiento y matanza estudiantil de 1968 y las Olimpiadas, fue Lucila Gutiérrez Santana quien intentó cazar a los ornitorrincos recientes de Villoro: analizó cada apartado del libro y lo desmenuzó poco a poco para ofrecerlo al público.

“Si se goglea el nombre de Juan Villoro en ese buscador aparecen 47 mil 900 links y referencias al autor en 0.12 segundos”, precisó, y nuevamente se escucharon las risas en el salón. Al final de este evento, realizado en el marco del III Festival del Centro Histórico de Manzanillo, vino la sección de cometarios y preguntas.
Para sorpresa de muchos, Villoro abrió sin mayores preámbulos una exposición de motivos, rasgos, influencias, indicaciones, precisiones y ofreció grandes detalles, como si supiera de antemano lo que irían a cuestionarle.

Por eso y durante una hora y media Juan habló también sobre su inicio, la relación y los resultados que ha obtenido con sus crónicas, la forma en que Safari Accidental llegó a constituirse y ser editado, además de reconocer la influencia de Ángel Fernández y de Gabriel Vargas Bernal en su incursión por este género y discutir con varios asistentes dudas y precisar detalles sobre ese deporte que le apasiona: el futbol.

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