miércoles, marzo 14, 2007

mala mañana

david chávez

Amanezco con el día roto y sus pedazos me hieren los ojos. Así de rutilante siento el ímpetu que me mueve a levantarme de la cama y dejarte en ella, dormitando. Carajo. Suena el teléfono y antes de que el repiqueteo te provoque esa oleada de preguntas mañaneras que me haces sin piedad, tan aguijoneantes como los retazos de luz que se cuelan por entre los lentes negros y mis ojos, contesto. “Vaya usted a la chingada y déjeme dormir”, esgrimo sin saber de quién o qué era lo que quería la voz del otro lado de la línea.

Después de una meada dejavúyesca retiro los lentes de mi cara y lavo la grasa que se acumuló en mi rostro durante la noche. Jamás me ha gustado traer a cara sucia, ni ver esas pelotescas sonrisas que traen como incrustadas los niños pequeños, embarrados de dulce, caramelo, de mocos. “Definitivamente algo debe estarme chingando”, digo para mí, y dejo el tubo del dentífrico abierta, a manera de venganza por seguir dormida, para que cuando te levantes te super emputes.

Abro el refrigerador y sólo observo su contenido. Al cerrarlo miro la foto que pegaste hace cinco meses, tú y yo en una pose cursi, cursi, tan cursi que sólo me río y me pongo de nuevo los lentes. “¿Dónde dejé los putos cigarros?”, me interrogo y camino hacia la sala. Están en el marco de la ventana que se ha quedado abierta. “Mierda, ojalá el puto gato no se haya metido”. Enciendo un cigarrillo y el humo se cuela a la otra recámara a la que bautizaste como “el estudio”.

Me rasco las nalgas. Siento frío en los pies y entro a la habitación. Enciendo la computadora e ipsofactamente suena el pinche teléfono celular. “Rayo, marqué hace unos minutos, ¿terminaste ya el artículo que te envíe por meil?”. Es Armando. “Sí, sólo falta darle estilo; ya está redactado y corregido. Carajo, ¿cuál es tu puta prisa?”.

Sé que no debo hablarle así porque es el jefe pero el cabrón lo tiene merecido. No son horas de marcar a casa. Abro el documento. Comienzo a redactar. En el monitor parpadea el cursor y no hay nada más en la hoja en blanco virtual. “Hoja en blanco mis güevos”, tecleo con desgano. Me levanto por una cerveza. Al regresar escribo que la hipocresía es un mal necesario, una especie de parásito dentro de un parásito que es el portador de ese mal; que ha salvado a la humanidad de tantas guerras, de tanta sangre que pudo haberse derramado, que es parte del odio, otro agente patógeno que contamina hasta al más leal de los leales, al más trabajador de los trabajadores y pendejadas por el estilo hasta que caí en la retórica y mayéutica cuenta de que el artículito estaba saliendo por sí solo y que a final de cuentas lo que me traía dando vueltas en la cama no eras tú, sino el cansancio y el hartazgo de tanto imbécil indeciso con quien trabajo.

Desde mi mail le envío el trabajo a Armando. Luego comienzo a escribir “Es en este preciso instante en que me doy cuenta de que hay una especie de vacío a mi alrededor. Quizás sea yo quien velada, discreta y a la vez escandalosamente me diga “no, esto no es así, esto no es así”. Me explico. Resulta que a mi derecha hay un hombre sentado. Lee varias cifras de lo que probablemente sea parte de su trabajo. Manipula una pequeña calculadora y presiona con los dedos de la mano derecha las teclas que parecen escabullirse como hormigas que escapan a no-sé-qué cosa. Ahí está. Sorbe de vez en vez el café que desde hace media hora le trajo la mesera. Trabaja, el hombre de la derecha trabaja -no se si es una divina coincidencia (la izquierda depositaria de lo malo y la diestra simbolizando todo lo bueno)-, y esa bebida son sus efímeros descansos. Suspiro. El hombre que está sentado... (---fin del relato---)”.

4 comentarios:

Beatriz Pimentel dijo...

Siempre es agradable leer sus irreverencias. Ojalá haya mañanas mejores, aunque...despertar acompañado, con un cigarro, una cerveza, un trabajo, y que además el trabajo pendiente salga por sí solo en cuestión de minutos...no me parece una mañana tan mala.
Saludines

Alma dijo...

HIJOOOOO: NO me he olvidado de ti. Ya sé que te "jusite" y que me dejaste"S" un mensaje, que por cierto, ya me fue dado. No no soy una culera, simplemente a veces la vida se nos escurre entre ocupaciones vanales y nuevas rachas de vivir. Nos pasa a todos.

Le deseo éxito y si como consuelo me quedan su palabras, espero que no las descuide, escribále mijo, escribále.

Y una cosa más.. no dejas de ser mi cuatacho, sale david? Cuidese.

Tewé Nesérame dijo...

Pues ya no supe si se fue, no se fue, se quedó o se perdió... pero seguramente ya se fue (jaja) así que de verdad espero que le vaya muuuuy bien por allá en Chile. Saludos y un beso!!

metate dijo...

hay mañanas así, también noches y mediosdías...hay que levantarse.
buena suerte por allá, en su doctorado en chile. buena suerte en todo y ojalá que podamos seguir manteniendo comunicación de vez en cuando.
ahí le va mi mail:
materarota@hotmail.com, por si gusta