sábado, junio 28, 2008

No había oxígeno en sus fantasías

david chávez
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Salió con sus amigos -a eso de las diez de la noche- y a su regreso -casi a las seis de la mañana- o unas horas después fue que ocurrió el fallecimiento, según el perito que acudió a constatar el deceso. Sus amigos no se explican qué fue lo que le ocurrió. Pero él, mejor dicho, su cuerpo, confiesa al médico que le realiza la autopsia que bebió sus once o doce cervecitas –y no fueron más porque se les terminó el dinero-, por eso tuvieron que irse del table dance.
Quién sabe. Quizá si hubiera llevado consigo unos cuantos billetes más se habría pagado el antojo de tenerla para él solo, de tocarla, pero no. Quién sabe. Quizá si hubiera ocurrido eso no hubiera ocurrido esto otro, que uno de sus amigos volviera horas después para darle su celular que olvidó en el auto, quizá estaría vivo, respirando, sin los pulmones llenos del agua en que se sumergió durante ese sueño tan, tan húmedo en el que murió. Pero el hubiera no existe y él ya tampoco.



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