jueves, julio 24, 2008

why so serious?




david chávez




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La vi. No como yo hubiera querido pero la vi. The dark knight. Acá en Concepción, Chile, se estrenó hace 8 días. El 16 de julio. 8 días después el morbo -porque ya es eso- por ver el trabajo póstumo de Heater Ledger vence cualquier otro pretexto que se cruce por la mente de quienes acuden, acudimos, acudirán quizás, a la sala de cine a ver la segunda entrega que sobre el personaje de Bob Kane ha realizado Christopher Nolan. Algo tiene este nuevo Joker, algo que quienes le han seguido la pista al hombre murciélago no dejan de pensar: esa sonrisa, el vestuario, la actitud.


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Presiento que tal vez con The Dark Knight Nolan buscaba la vuelta de tuerca. Ya mucho hubo con el oscurísimo, gotiquero y melosón a ratos del Batman de timburtiano, sus coqueteos zoofílicos con la gatúbela pferfferina y los besos sabor a látex que el ruquito de Michael Keaton se aventó con Kim Basinger. El Batman de Joel Schumacher, totalmente finalnoventero, reinventa y refresca, aunque no muchos logran verlo, el tono paródico, metrosexual, marketingquero y medio puñalón que ya el galán de Adam West en mallas le había dado en los años 60. Lo que sabíamos sobre el hombre muerciélago lo habíamos aprendido de West, de los cómics de la DC y por uno que otro chisme en la serie de dibujos animados que sacó la Warner Bros.
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(Como nota a pie, excelente la secuela de esta, Batman del futuro, en la que el original Batman siente lo que sentía Alfred: ahora Bruno Díaz "es un anciano oscuro y amargado" que le echa la mano al nuevo Batman, "Terry McGinnis", quien no es otro que el "hijo" de Batman "ya que en un control de salud, el padre de Terry, sin saberlo, es inyectado a través de nanotecnología con ADN de (Bruce) Wayne" -http://es.wikipedia.org/wiki/Batman#Pel.C3.ADculas-).
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Burton nos mostró a los enemigos del vigilante de Ciudad Gótica y los romances de la rata con alas. Schumacher tuvo la delicadeza de llevarnos a la baticueva, donde apreciamos la tecnología financiada por las empresas Díaz, los afectos de Bruno por sus amistades y lo que más o menos lo atormenta en las noches en que no le anda rompiendo la madre a alguien, mientras que Nolan revela el mundo corrupto, humano, cercano a nosotros de un súper héroe que no lo es tanto y con ello a una maquinaria justiciera que no escatima en utilizar los mismos métodos que aquello a lo que combate: la delincuencia.
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Escabroso el Joker de Ledger no por la historia detrás de sus cicatrices, que considero finérrimas dosis de humor negro, sino por el mundo que revela: "yo soy un elemento del caos, no sigo reglas, como los maniobradores como tú, Batman y el alcalde hacen. Si yo aviso que mañana un asaltante o un mafioso morirán asesinados nadie se alarma porque es parte del plan, pero si aviso que mataré a un pequeño alcalde todo mundo se vuelve loco. A veces hace falta un poco de caos y lo mejor del caos es que es justo", le confiesa a Harry (hasta esa parte) "Dos Caras" Dent. "A veces es necesario cambiar los patrones, meter un poco de caos", sugiere.

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El desquiciado Joker pone patas para arriba a toda Ciudad Gótica. Tal y como merece amanecer la tipa que, una vez que los créditos comenzaron a aparecer en la pantalla, comentaba a manera de exigencia que al menos el Joker debía aparecer al final de la historia, "por último una risita...", dijo, y no volteé a mirar para reconocerla sino que atiné a ensayar el comienzo de esa risa jokeresca recién vista en la pantalla grande. Ahí es donde todo se fue a la mierda. Ahí es cuando todo el trabajo de Ledger se va a la basura, cuando el morbo vence e impera cuando tenemos una figura heroica desmitificada, desheroizada: hay un Batman corrupto, que desvía y destina recursos para mejorar su arsenal como si fuera un vil funcionario del gobierno. Tiene millones de ¿dólares? (¿alguien sabe cuál es la moneda de Ciudad Gótica?) invertidos en pseudo proyectos de investigación científica y tecnológica que no son otra cosa que mejoras al batimóvil o al batitraje y eso ya es como para que algún admirador hubiera pegado el grito en el cielo, ¿o no?
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El comisionado Gordon no se queda atrás. ¿Qué tal la negociación con el mafioso que "le soltó la cadena" al Joker? ¿Y la preciosura de diálogo entre el mismo comisionado y el candidato antes fiscal de distrito de Ciudad Gótica, Harvey Dent, cuando le espeta que hay soplones entre su gente? Con todo eso, con estas cositas, puede más el morbo. Ni duda cabe. Y no es demeritar el trabajo de Ledger, al contrario. The Dark Knight muestra a un delincuente y no es el Joker. Es Batman, es el Caballero de las Tinieblas que actúa por encima de la ley, capaz de secuestrar (actividad ilícita, por si acaso usted, ledgeriano lector, no había notado) "con un buen fin" al soplón de la mafia organizada para aplastar a las "Familias". Y cómo no, si con semejante dinero Bruno Díaz hace y deshace, pasa por encima de funcionarios públicos (research dialogue: Bruno Díaz a Harvey Dent: "Podríamos juntar las mesas". Harvey Dent: "Oh, no creo que nos lo permitan en este lugar". Bruno Díaz: "No veo por qué no. El restaurante es mío...") y elige, al más puro estilo del dedazo mexicano, a quien será su sucesor.
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A la espera de la siguiente entrega de Nolan y con la esperanza de algunas variaciones en el reparto (Una verdadera doble desgracia es la doble ausencia de Ledger tanto en el mundo real como en el batimundo) no queda de otra que seguir soportando la ausencia de héroes o convertirnos nosotros mismos en nuestros propios héroes, haciendo nosotros mismos lo que nos correspondería hacer a nosotros mismos. The Dark Knight (o El Caballero Corrupto, o Los Negocios Chuecos del Señor de las Tinieblas, o El Vigilante Gótico de las Cuentas Bancarias de Bruno Díaz y sus Compas de la Chamba -research declaration by Druce Wayne: "si doy una fiesta para mis amigos y tú estás en ella, creéme que desde ese día no te faltará ni un centavo"- es escabrosa, desde luego, y el Joker de Ledger le otorga ese toque preciso para dar mayor contraste a lo que en el fondo parece la historia de las transas del clan Bush y donde dice Gotham City póngale o reescríbale EU.
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Ahora sólo queda preguntar si no será este en realidad, cinematográficamente hablando, el verdadero Beggining de Batman, del Batman de Nolan, un murciélago ahora sí más humano, más universal, primo-hermano de Drácula pero más interesado por el capital monetario que por el capital de O+ de los habitantes de una ciudad, si no será el Joker su alter-ego (nomás eso faltaría y vaya que el Guasón insistió mucho en ello durante toda la película).
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"¿Por qué tan serio?" podrían preguntarnos al salir de la película. Antes, mucho antes de responder, conteste primero a esta otra interrogante: ¿quién te gustaría ser: Batman con sus millones y tecnología o el Joker y su "libertad", que no tiene precio, según él?





1 comentario:

Elangel dijo...

Buen comentario... Coincido en varias de tus apreciaciones y acabo de entender lo planteabas en nuestro conversación. Un abrazo.