martes, diciembre 08, 2009

Melodía desencadenada

david chávez

Melodía desencadenada


Sin ouija, sin médium, sin nada de superchería, para celebrar el cumpleaños de mi hermana y sabiendo cuánto sufrió cuando supo que Patrick Swayze había muerto -era una devota admiradora del actor-, esa noche toqué en el piano esa canción romántica que volvió un clásico el hecho de modelar en barro. Sin embargo, del pentagrama donde estaban las claves, de la partitura, comenzó a salir una especie de humo que no era humo: poco poco fue ennegreciendo toda la casa hasta concentrarse en la sala. Luego envolvió por completo a mi hermana, quien dio un grito y cayó inconsciente al suelo.
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Despertó minutos después, cuando las sombras o el humo ya habían desaparecido por debajo de la puerta principal. No dejaba de preguntar por una tal Molly Jensen. Decía que su nombre era Sam Wheat. Pensé que ella fingía ser el protagonista de esa película. Así se lo dijimos. "Oh, debo estar confundido. Yo hice el papel de alguien que había muerto y después morí, de cáncer", nos dijo. Luego seguimos conversando.
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Nos contó que tuvo cuatro hermanos, que desde joven ya le gustaba aquello de las artes escénicas, que era bueno para el atletismo y el futbol americano hasta que lo dejaron sus rodillas; que estudió ballet y se casó con Lisa Niemi. Desde que comenzó a relatarnos todo varios grabaron y fotografiaron a mi hermana. Era increíble que alguien supiera tantos detalles. Luego hizo una pausa y pidió prestado el teléfono. Marcó y habló en inglés. Era increíble: mi hermana nunca ha hablado ni intentado siquiera estudiar inglés, pero los videos lo prueban. "Tenía que decirle a mi esposa que estoy bien. Ella cree que después de la muerte estoy jodido. La amo. Si la ven, díganle que la amo", dijo mientras se limpiaba un par de lágrimas.
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Luego se tomó un par de copas con nosotros y cuando supo que celebrábamos el cumpleaños de mi hermana dijo que tenía una idea muy buena: cantaría el tema central de la película, esa canción romántica que volvió un clásico el hecho de modelar en barro, especialmente para ella, a manera de regalo por la devoción que le profesaba a su carrera artística. Me senté y comencé a tocar el piano. Él, es decir, mi hermana, cuyo cuerpo era habitado por Patrick Swayze, comenzó a cantar. Estábamos por finalizar la canción cuando nuevamente apareció el humo que no era humo, la bruma, la sombra proveniente del pentagrama, y envolvió otra vez a mi hermana, es decir, a Patrick Swayze, quien en ese momento habitaba el cuerpo de mi hermana, quien volvió a caer inconsciente al suelo.
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Despertó minutos después, cuando las sombras o el humo o la bruma o lo que fuera ya habían desaparecido por debajo de la puerta principal. No dejaba de preguntar qué chingados le había pasado. Volvió a desmayarse cuando vio el tercer video. Es curioso, dijo al despertar, minutos después, cuando las sombras o el humo o la bruma o lo que fuera ya habían desaparecido de su mente. Soñé que Patrick Swayze cantaba para mí. Decidimos que todo estaba bien y seguimos con la celebración. De eso hace casi un mes. Y todo hubiera quedado ahí si no fuera porque hace unos minutos, cuando las sombras o el humo o la bruma o lo que fuera ya habían desaparecido de mi cabeza, nublando mi vista, permitiendo que escuchara los gritos de mi hermana, quien me llamaba por mi nombre, cuando abrí el recibo telefónico, aparecía el cobro por una llamada de larga distancia a Los Ángeles, California. Mi hermana llora y yo estoy a punto de hacer lo mismo.
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2 comentarios:

Carlos Ramírez Vuelvas dijo...

Je, chidos, chidos.

deivid dijo...

wooooooooooooooooomaaaaaaaaaaaaaaaaaaailooooooooooooooov, maaaaaaaaidarlinnnnnnnnnnnnn!