lunes, abril 05, 2010

altamar

david chávez


Hay botellas en las que, simplemente, por más que uno lo intente nomás no cabe. Entonces, al no caber, uno simplemente un día se arroja al mar -no en el sentido storniano- y se deja llevar por el bamboleo de olas, holas y corrientes. Después de un tiempo, mareado por tanto vaivén, uno simplemente arroja el corcho y vomita el mensaje que lleva dentro. Tal vez eso sea, simplemente, de lo que se trata de hacer en esta pinche vida.

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