David Chávez
Hay momentos que se alargan y se alegran cuando uno tiene mucha prisa porque no se alarguen, porque se acorten, se recorten, abrevien. No hay nada para remediar esa situación. Es como moverse y que el dolor siga, como tener varicela y no poder rascarse.
De todas formas terminamos por rascarnos y con cicatrices que nos recuerdan la ocasión en que enfermamos de varicela y nos rascamos y también uno se acuerda de la desesperación, del paso lento del tiempo y se vuelve uno a rascar sobre la cicatriz nomás para revivir aquellos viejos tiempos, cuando el tiempo no pasaba tan rápido.
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