lunes, febrero 27, 2006

Primer encuentro: Manzanillo, Villoro y jóvenes narradores (primera parte)

David Chávez



A las ocho con treinta de la mañana saldría el camión que nos llevaría a Manzanillo. Parecía exagerado que la Secretaría de Cultura apoyara con un camión para llevarnos a Gabriela Alegría, Jorge Vega, Alberto Llanes, Olmo Gilberto Moreno, Armando Martínez Orozco y a mi al Encuentro de Jóvenes Narradores en el puerto.

Minutos antes de las nueve llegó la camioneta en la que nos iríamos. Estábamos un poco nerviosos, por eso las conversaciones se entrecortaban, los ojos iban de aquí a allá buscando algo en común que nos ubicara en el mismo plano. Tan diferentes éramos el martes por la mañana que sólo nos unía la narrativa, sólo había pocas cosas en común.

Tuvo que ser la charla carretera la que rompiera el hielo: Alberto platicando con Jorge, Gabriela al pendiente del velocímetro, Armando y sus diálogos con no sé que autor y Olmo y yo elucubrando supuestos relacionados con la otredad, el mestizaje y la literatura; tuvo que ser el ticuz que murió al golpearse en su vuelo contra el filo de la lámina y el parabrisas de la camioneta el que nos sacara los nervios, el que nos hizo pensar en la muerte, los accidentes, la vida, la risa y las casualidades. ¿Cuáles de ellas nos llevaban a casi 120 kilómetros por hora a Manzanillo? Convivir durante tres días, leer nuestros textos en el marco del III Festival Cultural del Centro Histórico de Manzanillo, compartir ideas e interrogantes sobre el cuento y la narrativa con Juan Villoro, asistir a la presentación de su Safari accidental, esperar a Trino el jueves para descubrir sus Misterios charros y regresar a casa.

Cuando llegamos ya el director de Cultura de Manzanillo, Avelino Gómez, nos esperaba en el salón de Cabildo. Ahí leerían Alberto, Gabriela, Olmo y Fernando Lazlo, de 17 años, de Manzanillo, buscando ser el profeta en su puerto. Aumentó el nerviosismo porque los asistentes –puros chavos del CET del Mar- estaban a la expectativa. Primer encuentro de Olmo, Gabriela, Alberto y Fernando ante el público manzanillense y viceversa. Por sugerencia de Guillermina Cuevas, Avelino distribuyó papeletas en las cuales el público, para promover la interacción de algún modo, escribiría sus comentarios a las lecturas.

Gabriela y Alberto se llevaron la mañana. Olmo obtuvo sugerencias y Fernando veía entusiasmado, sin perder la esperanza, los resultados de leer atropelladamente su texto ante los porteños. Y nos llevaron a la casa donde nos hospedaríamos. Avelino nos mandó lejos, lejos del centro histórico, allá donde Guille Cuevas ya había cocinado y junto con Teodoro Villegas nos daría la bienvenida. Vinieron las reglas, el acomodo y a las cuatro de la tarde Juan Villoro para comenzar a andar las palabras, los comentarios sobre el cuento, la narrativa, la literatura, el oficio, los temores, las esperanzas de escribir, al escribir, para escribir...

Fue el encuentro de Villoro con narradores jóvenes. Hasta las diez de la noche no paró de contestar, de conversar, de beber café de la taza blanca, de aclarar y poner en comunión las ideas que los integrantes de Casa Malagua y quienes asistimos a este encuentro de narradores jóvenes aventuramos. No se quedó a la cena. Por eso fue que lo dejamos irse con hasta luegos.

Antes que Juan presente Safari accidental también hoy a Jorge Vega, Armando Martínez, Gerardo González y a mi nos tocó encontrarnos con los chavos del CETIS 84 –poquitos pero sinceros, como decía la amiga de mi mamá-, a las once de la mañana, y vimos las esperanzas de escribir, al escribir, para escribir en ellos y nosotros, en el Salón de Cabildo. Aún no veo sus comentarios, así que será necesario leerlos para ver si encuentro otro encuentro en este encuentro de narradores jóvenes.

2 comentarios:

Fernando Laszlo dijo...

David mentiroso. No me creo profeta. Sí, leí atropellado, pero no fue para tanto. Además, así debió ser, así quería que fuera. Y es Laszlo, ¡Chintewatas!

Alma dijo...

Hijo te aventaste la reseña larga como la cuaresma... pero parece que fue interesante. ;).