martes, mayo 27, 2008

madera de san juan

david chávez.


--Hay que morirse para ver cuánta gente lo quiere a uno, dijo alguna vez mi abuelo Calixto. Hoy, cuando recuerdo cómo ayer un soplo de muerte se asomó por mi ventana, siento ganas como de morirme, nomás por el simple hecho de morirme acompañado y hacer más ameno este oficio de escribidor, en el que por no dejar a la página en blanco, moribunda*, escribo cosas como éstas. Sea.
.
*Nota: como a la muñeca fea (cfr. La muñeca fea, by Francisco Gabilondo Soler (a) Crí-Crí, en http://www.cri-cri.net/Canciones/lamunecafea.html), la página en blanco rompe su soledad con las letras que soporta.; la tinta es el enervante que la acompaña incluso en la combustión, en amistoso dúo indisoluble**.
.
**Vergas: indisoluble, órale, años sin usar esa palabra.

No hay comentarios.: