sábado, septiembre 06, 2008

Infame respuesta a un mínimo divertimento

david chávez

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Luego de establecer que Prometeo en realidad existió (Cf. http://texticulario.blogspot.com/2008/07/descubrimiento.html) abandonamos el monte Elbrus. Antes de partir rumbo al descubrimiento del jardín de las Hespérides decidimos tomarnos un descanso en un balneario de Argentina. Deambulando por las calles en busca de postales entré en una librería. Ahí encontré varios libros de un tal Borges. Abrí uno. Leí un poco. Inspirado en la historia del chico memorioso se me ocurrió una idea. Como juego, decidimos poner a prueba a los miembros de nuestro equipo: descubrir y fechar, basado en los conocimientos de sus especialidades, el lugar de nacimiento del autor. Sólo uno de ellos aceptó el reto.
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Ornitólogo, antes había establecido ya el tamaño del águila que devoraba el hígado de Prometeo. Pero no es eso lo que me tiene desconcertado. Su respuesta nos dejó atónitos. Varios del grupo se rieron de buena gana, algunos hasta se burlaron de mí: el burlador burlado, dijeron. Pero eso no es lo que me tiene con insomnio desde hace un par de noches. No. Ni los resultados de su investigación. Fue su respuesta en sí:
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– “A Borges lo trajo la cigüeña el 24 de agosto de 1899, a los ocho meses de gestación, y lo dejó en una típica casa porteña de fines del siglo XIX, con patio y aljibe. Su casa natal estaba situada en la calle Tucumán 840, pero su infancia transcurrió un poco más al norte, en la calle Serrano 2135 del barrio de Palermo. Por eso suena tan parisino, tan cosmopolita en sus relatos. Borges era francés”.
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– ¿Cómo lo supiste, encontraste el cuerpo de la cigüeña?, le comenté riendo.
– No, algo mejor – dijo, y me alargó una fotografía. Me puse serio. Era la de una mujer entrada en canas, vestida con un suéter blanco y pantalón gris, sentada al lado de un pelícano. “La abuela Borges”, murmuré con seriedad.
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– ¿No pretenderás hacerme creer que te lo dijo el pelícano, que a su vez era primo de la cigüeña que lo trajo?
– No suena tan descabellado después de todo.
– No está mal. No está mal. El mundo entero supuso que el mito griego era falso hasta que demostramos lo contrario. Lo hiciste bien. Descansa un poco.
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Cuando salió de la habitación me recosté y contemplé la fotografía. Quizá deba desconfiar de él y pedir que alguien más la analice. Después de todo, ¿quién sabe? Pudo robar la fotografía de la casa-museo y detrás la abuela pudo haber escrito la fecha de la entrega. ¿Quién sabe? Tal vez borró los datos anotados en la foto luego de memorizarlos. No. No tengo derecho a dudar de él. Sería como dudar de mí mismo…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ese Deivid, te estás poniendo muy "clásico", luego luego se nota que vas que vuelas pa´l doctorado. ¿Cuándo vienes?

gipv

deivid dijo...

Goyísimo Goyo! tsss dichosos los ojos que te leen! Ps bien a bien no sé pa cuándo, le cuelga un ratillo a esta onda pero en cuanto sepa por allá les caigo, tipo 1am, con un seis, como dios manda.


saludotes y un abrazo...


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