martes, junio 15, 2010

deivis&cheves 10

david chávez



Volvió a poner The Beatles. Serrano llegó acompañado de la chica que lava la loza. Bil fumaba en la terraza con Cheves. Damiana preparaba una segunda ronda y Renata llegó detrás de mí. Las burlas no se hicieron esperar. Uy, así juntitos, para que no se pierdan. Pendejo. ¿Te quedó la ropa de David? No mames. Había algo en los comentarios que hacía que me sonrojara. Todo era mentira y, sin embargo, tal vez hubiera querido que fuera verdad. Algo tenían los Beatles que apaciguaron todo. Bueno, casi todo. Es decir, lo apaciguaron de más. Renata rompió tres vasos -digamos que uno por hora-, a Bil se le quemaron dos platillos y yo serví en cinco mesas equivocadas.

Cheves le pidió a Shilospiu que mantuviera la lista de canciones de los Beatles pero con distintos artistas. Él le reprochó que era martes de no cover, no chingues: ¿cómo voy a poner versiones de los Bitles? Es tu pedo. ¿Tú eres el fan, no? Sí, pero nada, versiones versiones versiones. Nuncamente vuelvo a hacerlo. Nada, seguro tienes cuatro o cinco o seis versiones de Twist and shout. Hasta con mariachi. Pónlas. Va.

Es por la balacera. Todos andamos apendejados, como en shock. Damiana tenía razón. Hoy en la tarde me compré un bat de alumnio. No mames, ¿para qué? En la madrugada una camioneta se estacionó afuera de mi cochera. ¿Y? Caben perfectamente dos autos y el tuyo está en el taller. No importa. Quiero tener mi cochera libre, ¿entiendes? Está bien. Bil se acercó a la barra. ¿Te dijeron algo los de la mesa ocho? Nada. Menos mal. Encendió un cigarro. ¿Vodka? Por favor. ¿Y tu auto? Sigue en el taller. Así que salí a preguntar a los vecinos de quién era la camioneta y resultó ser que de nadie. Frente a mi casa viven tres morras. Las recuerdo. Ok. Les pregunté y dijeron que no sabían nada. Regresé y me puse a espiar desde el segundo piso. Al poco rato salió un tipejo de casa de las vecinas del frente. Bajé corriendo para reclamarle y decirle que en su pinche vida volviera a estacionarse afuera de mi cochera pero no lo alcancé.

Shilospiu había puesto Twist and shout con The Isley Broters. Me puse una playera, un pantalón y las sandalias. Fui en bicicleta al centro comercial y compré un bat de aluminio. Ese pendejo y cualquier otro que se ponga en mi cochera va a sentir la misma duda que yo cuando pregunté si alguien sabía de quién era la camioneta. Más si al regresar ve que tiene los vidrios rotos. Bil sonrió. Estás bien pinche paranoica, le dijo al tiempo que le ponía las manos en los hombros y Damiana cerraba los ojos, fruncía el entrecejo y apretaba los puños en tanto pisoteaba el suelo con coraje. Es que no mames, ¡se creen mucho esos hijos de su puta madre! Bil le dejó un beso encima de la frente, en el cabello. Ya pasó, no seas tontita. Cabrón. Toma tu pinche vodka. Bil movió el índice de la mano derecha por sobre su hombro para rechazarlo. Ese cabrón. Te aseguro que si no lo quisiera tanto sería el primer con quien probaría mi bat.


Sonrío. Giro la cabeza y me encuentro con la mirada de Renata. Sonríe.


concepción, chile. 15 de junio de 2010

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