jueves, julio 01, 2010

deivis&cheves 20

david chávez

Bala, balazo, pistola, bala bala bala bala balaba balabala balaba lababalaba balababala lala baba lala baba lala babababa bala. ¿Ves? No es tan complicado. Hay que pronunciarlas una y otra vez cada vez más rápido, jugando con ellas y las palabras se van como deshaciendo en la boca. Cierto. Incluso tu propio nombre: David david david david david david david davida vida avid davi vidava vadiva dadiva vadida davidavida. O Renata renata retana ratena renatare nata ren ata. Es simpático. Se. ¿Me das un cigarrillo? Saco uno, lo enciendo y se lo paso. Gracias. Espero que hoy no llueva. ¿Como anoche? Sí, fue rico estar en la playa así, viendo llover, solos con el mar, riendo. La compañía hace las ocasiones. Algunas veces. La pasé bien. Tú estabas muy serio, ¿en qué pensabas?

No supe qué contestarle. En las palabras. ¿Como cuáles, las que tienen letras que se deshacen en la boca o en otras? ¿Qué otras podrían ser? No sé, tú dime... algún nombre, por ejemplo. Tal vez. ¿Era un nombre de mujer? Tal vez. ¿Un nombre de mujer que se te deshace en los labios? Tal vez. Puta madre, contigo no se puede pinche David: andas muy talvezneciero, carajo. Tal lo dices otra vez y te apago el cigarro en alguna parte del cuerpo. Está bien, está bien. PEnsaba en las palabras que significan muchas cosas. ¿Te refieres al valor que le damos a las palabras? Sí, a ese y al significado que tienen. ¿El que tienen para nosotros o el que les hemos dado, el que podemos encontrar en el diccionario? En ambos. Oh, ya veo. Pensaba, por ejemplo, en qué queremos decir realmente cuando decimos "me quité un peso de encima". Ese es el que llaman sentido figurado, ¿no? Sí, el mismo. Vaya, al menos aprendí algo en las clases de español, je.

Sigue fumando. Realmente pensaba en ella, en cómo su nombre se me deshace en los labios. Luego recordé esa frase que Guillermo Vega Zaragoza puso en su facebook: "Todo hombre ama a dos mujeres: la que ha creado en su imaginación y la que todavía no ha nacido": Khalil Gibrán, y ambas mujeres huyeron ante el nombre del autor. Fum, se esfumaron como el humo que exhala Renata. Pienso que nombrar es poseer por un instante, estar relampagueosamente en el otro, entrarle por los ojos, salirle por la boca. Interesante cómo paso del lamparalam paralam paralam para lámpara al davidavida avid ávida sin sentirme revuelto con sus jugos gástricos y en cambio salir en compañía de una pregunta: ¿No estabas pedo ayer, verdad? Niego, riéndome. ¿Qué, güey, de qué te ríes? Nada, ondas que me pasan por la cabeza. Cuéntame, no seas cabrón: no te rías de mí. No lo hago. Ya, dime pues. Pensaba que todos estamos llenos de todos. Ah, cabrón, ¿y eso? De nombres. Oh. De todas las personas que conocemos. Ya vas a empezar con tus rollos extraños. Bueno, tú preguntaste. Sonrío. No te rías, güey, menos cuando no te entiendo: me haces sentir un poco pendeja. Bajo un carrillo, el otro sigue sostenido por la mueca que queda de la sonrisa. Ya, güey, no me veas así. Baja la vista. Sonríe. Toca mi hombro. ¡Tú la traes! Y se echa a correr, como anoche, cuando jugamos todos, cuando corrimos todos en la playa, mientras llovía, tratando de alcanzarnos, atraparnos los unos a las otras.


Concepción, Chile. 1 de julio de 2010

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