miércoles, julio 21, 2010

deivis&cheves 33

david chávez



El viento sopla, fuerte.

Se escucha un ajetreo dentro de los baños. ¿Qué putas pasa? Cheves habla por su celular desde la entrada de la oficina. Serrano corre hacia los baños, Bil lo sigue. Detrás vamos Renata y yo y varios clientes. Serrano saca a DAmiana, que sangra: parece que tiene la nariz rota. Un tipo sale corriendo, tratamos de alcanzarlo. Shilospiu desaparece por la puerta de entrada. Cheves va tras él, se detiene en la banqueta, lo sigue con la mirada.

Llueve.

Lo vi de pasada, cuando iba al baño, ¡Hey, oiga: vaya a meterse esa mierda a otra parte! ¿Ah sí: y si no qué, me vas a correr? Estaba por salir cuando ma abrazó por la espalda. Traté de gritar pero si alguien te escucha te rompo tu madre, ¿me oíste? Le mordí la mano, me empujó, caí y comenzó a patearme. Como pude me levanté. Traté de empujarlo, hacer que cayera si pisaba el suelo resbaladizo. Me tiró un madrazo, me dio en el estómago, me sofocó. Creí que me ahogaba. No pude gritar. Otro tipo que iba saliendo del baño quiso ayudarme pero lo noqueó. Una señora vio todo y le llamó a su esposo, que estaba sentado en la mesa siete. Él fue el que le avisó a Serrano.

Hay un resplandor, luego el trueno.

Renata abre la puerta del auto, casi me mata, no siento la nariz. Estás sangrando, tranquila. Estaba por sacar una navaja cuando Serrano llegó. Descansa, tranquila, ya vamos para el hospital. Vayan por el otro señor, atiéndanlo. Sí, Cheves se hará cargo. Acelero. Avanzamos hacia el lado contrario hacia donde huyó el tipo. Quizá no era una navaja, tal vez era un tenedor, una cuchara. Nos detiene una patrulla. Está herida, los escolto, enciende la torreta, la sirena suena. Llegamos pronto, Damiana entra a urgencias. Nosotros nos hacemos cargo, dicen las enfermeras.

El bash de la lluvia nos cubre la vista.

Mi celular suena. Es Cheves. ¿Cómo está? Bien, recien llegamos. ¿La nariz rota? Eso parece, ¿y por allá? Lo mataron. ¿Qué? Al tipo. Shilospiu lo siguió, lo balearon en la esquina. ¿Lo vieron? ¿A quién? A Shilospiu. No, sólo escuchó los disparos. Cuando llegó el tipo se enfriaba en un charco de agua y sangre. Cerraremos temprano. No: Serrano y yo regresamos. No creo que pueda, me dice Renata, está herido también. No es nada, contesta Serrano. Tiene una pequeña cortada. Vamos a tardar un poco más, pero llegamos, dile, me dice, y eso mismo le repito a Cheves. ¿Está herido? Serrano me mira, no, respondo. Está bien, tengan cuidado. Cuelgo. Ve a que te revisen, le digo a Serrano. Asiente con la cabeza y entra al hospital. Mientras abrazo a Renata el policía habla por su radio.

Llovía mucho más fuerte por la mañana.




Concepción, Chile. 21 de julio de 2010.

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